Los nuevos Bastardos sin gloria
Apremiados por el peso de Hitler en el Atlántico y ante una Gran Bretaña que está a punto de caer, el gobierno británico recurre a cuestionables héroes para formar un equipo revolucionario y extraoficial para doblegar las fuerzas alemanas.
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Por Ignacio Pedraza
Guerra sin reglas (The Ministry of Ungentlemanly Warfare, 2024), la nueva película de Guy Ritchie, nos avisa en un primer momento que dicha historia está basada en hechos reales para alejarse rápidamente de una trama que, desde la sinapsis y su posterior ejecución, puede acercarnos a esa gran obra de Quentin Tarantino del 2009.
Con los nazis dominando Europa y al acecho de Gran Bretaña en 1942, Winston Churchill (Rory Kinnear) junto a Ian Fleming (Freddie Fox) –sí, el autor de James Bond– deciden crear un grupo paramilitar de manera clandestina para enfrentarse a los alemanes y destruir los U-Boat que se imponían en el Atlántico. Liderados por Gus-March Phillips (Henry Cavill), el equipo deberá recurrir al ingenio y la fuerza sin ningún tipo de ayuda para enfrentar al enemigo. Está claro, la similitud con el largometraje creado quince años atrás es inevitable.
A esto se suma el tono característico del realizador británico, que suele tomarse con humor las tramas de espionaje y acción que aborda, por lo que en ese aspecto se asemeja al equipo liderado por Brad Pitt también. Claro que Ritchie ya lo llevaba como un tatuaje dichas formas, por lo que en este caso pudo darle su semblante y ni por asomo podemos pensar en calco.
Si tomamos en cuenta su filmografía, este nuevo estreno de Amazon Prime se acerca a los primeros trabajos del director, donde logra congeniar de gran manera la acción y el humor absurdo con personajes de dudosa moralidad; y a esto se suma la violencia extrema que brilló por su ausencia en Operation Fortune (2023) –no así en su incursión en la pantalla chica con la serie de Los Caballeros (The Gentleman, 2024)- y la vuelta también al tono jocoso que no le permitió su exploración por el género bélico con The Covenant (2023).
Los guionistas Arash Amel, Eric Johnson y Paul Tamasy –basados en la novela de Damien Lewis– aprovechan el nivel de disparate que implica la trama para adentrarse en el tono que mejor le calza y sacar a relucir sus mejores atributos, con personajes funcionales a la historia –la subtrama entre Marjorie (Eiza González) y Luhr (Hasta Schweiger) demuestran ese dislate- y una musicalización de Christopher Benstead que modula en los diferentes géneros que aborda el thriller.
Una cuestión que logra destacarse en este nuevo trabajo del director son las secuencias de acción, de la que siempre se la mencionó como virtud pero que venía de capa caída; aunque considerando sus dos trabajos estrenados este año logra demostrar que no perdió las mañas y logra escenas verdaderamente adrenalínicas.
La acción no falla en Guerra sin reglas, por su nivel de salvajismo –bienvenido Guy, lo extrañábamos en esa faceta- y que logra con la trama, que por momentos puede insinuarse como rebuscada, mantener el interés que equilibra entre el espionaje y la comedia; donde el foco no estaba puesto en el desarrollo de los personajes –un correctísimo reparto a la altura- sino en abordar la causa de la Operación Postmaster; un evento no popularmente conocido pero que inspiró, entre otras cosas, en el rumbo de la finalización de la Segunda Guerra Mundial y, más superficialmente, en la creación del Agente 007.
Casi como ese famoso momento donde Tortugas Ninja y Power Rangers se dan la mano, acá tanto Ritchie con Quentin y Gus-March con Aldo pueden estrecharla, aunque cada uno con sus características propias.
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