
Nadie nace bruja malvada
Elphaba y Glinda se conocen como estudiantes en la Universidad de Shiz en la fantástica Tierra de Oz y forjan una amistad improbable pero profunda. Tras un encuentro con El maravilloso Mago de Oz, su amistad llega a una encrucijada y sus vidas toman caminos muy diferentes.

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Por Gastón Dufour
Wicked es una obra técnicamente imperfecta. ¿Qué quiero decir con esto? En las cuestiones que tienen que ver con la realización musical podemos encontrar aspectos que no alcanzan un nivel de pulido absoluto, punto que, paradójicamente, aporta autenticidad a la experiencia de escucharla.
Estas imperfecciones se evidencian en la idea total de esta producción, donde los movimientos no siempre están perfectamente sincronizados con lo que ocurre en cuadro o los efectos carecen de detalle o volumen armónico. Sin embargo, lejos de restarle valor absoluto, estas características contribuyen a construir una obra con identidad propia, en la que lo crudo y espontáneo predominan sobre lo calculado.
Desde la perspectiva técnica, esto puede incluir grabaciones que parecen desbalanceadas o una ejecución vocal que no busca alcanzar -salvo en algunos segmentos o apariciones muy específicas- una diferenciación de nivel, sino transmitir emociones de manera directa. Esta supuesta crudeza no debe entenderse como un descuido, sino como una decisión estética que refuerza la idea de identidad, invitando a abrazar la honestidad que el cuento propone.
A la vez puedo señalar que la particular forma de orden o estructura de comunión entre ambos elementos genera una experiencia auditiva en la que el contenido base (la instancia vocal y la instrumental) parecen competir por protagonismo, en lugar de complementarse de manera fluida, natural. La falta de una confluencia que facilite esta integración puede provocar una sensación de aparente caos, punto que lleva a que el mensaje global de la obra se diluya. En lugar de establecer un equilibrio claro, la presentación parece apostar por una superposición por momentos confusa. Esta aproximación resulta problemática en ciertos momentos, ya que dificulta al oyente discernir las intenciones emocionales o narrativas del conjunto. A pesar de ello, para algunos, este choque podría percibirse como una manifestación de autenticidad o un reflejo de la complejidad emocional que se busca transmitir.
En cuanto a la interpretación del elenco (inclusive la interpretación de Ariana Grande como Glinda Upland y Cynthia Erivo como Elphaba Thropp) la desconexión entre los personajes y cierta falta de química que ni siquiera la reconocible gracia individual logra resolver, genera una barrera emocional que puede alejar al espectador de la posibilidad de sentirse involucrado en los conflictos señalados. Este problema se intensifica cuando los momentos que podrían servir de puente, como las bromas irónicas o los guiños hacia el público en tono de autocrítica sobre la apariencia física, no logran consolidarse como herramientas efectivas para dinamizar el relato. Si bien estos instantes aportan cierto respiro, no terminan de integrarse a la narración de forma orgánica, punto que deja una sensación de potencial desperdiciado.
Otro punto crítico es la duración del film, que se siente excesiva y, en lugar de enriquecer la experiencia, ralentiza el desarrollo. El ritmo se construye de manera desigual, demorando demasiado en encontrar el foco. Para cuando la historia finalmente toma impulso, la película ya está llegando al desenlace, lo que contribuye a una sensación de frustración al descubrir que este largometraje es solo la primera parte de un relato mayor. Sí, es verdad que para el ojo experto es obvio que dada la tensión y la apertura de conflictos no se puede resolver todo de manera adecuada en 15 minutos, pero la sensación de incomodidad se hace presente de todos modos.
Aunque el enfoque en la creación del mundo mágico y los elementos que darán lugar al universo del Mago de Oz tal como lo conocemos resulta interesante, esta primera entrega parece sobrecargada de introducciones y planteamientos. No logra el equilibrio entre construir un universo fascinante y ofrecer un desarrollo que enganche por completo. Como resultado, queda la impresión de que el film es más un prólogo extendido que una obra con entidad propia.
De todos modos, es posible decir que, en líneas generales, la película funciona y tiene momentos disfrutables, pero no logra presentarse como un producto completamente redondo. Si uno no es demasiado detallista o exigente, puede que termine resultando en una experiencia entretenida gracias a algunos instantes bien logrados de humor, ideas visuales llamativas y un despliegue que, aunque irregular, tiene su encanto.
Uno de los puntos que más me sorprendieron fueron el paralelismo (poco sutil) del Mago de Oz, interpretado un poco a media máquina por Jeff Goldblum, con una especie de Hitler mezclado con Gran Hermano. Varios de los momentos que resultan clasificadores para instalar la idea de la persecución al diferente (fuente de su constitución como personaje), además de algunas cuestiones de crítica social y económica, se dejan ver como columna del conflicto creciente, por lo cual todo ese punto puede tener algún sentido al momento en que sienta las bases, aunque un poco atolondradamente, de la aparición de los protagonistas del film original de 1939, inspirado en la novela El maravilloso Mago de Oz, de L. Frank Baum.
De hecho, y según lo expresado en El Mago de Oz como una alegoría monetaria de Hugh Rockoff, la historia reproduce de manera simbólica una pintura de la lucha política y económica entre los fundamentalistas del patrón oro y los del bimetalismo de finales del siglo XIX en Estados Unidos. El camino de amarillo es la falsa (y mortal) promesa del oro, y los zapatos plateados (zapatos de rubíes en el film) representan a los Silveritas, un grupo de personas que bogaban por el sostenimiento de la paridad legal entre oro y plata.
Teniendo en cuenta lo expresado, es justo decir que si algo de este se ve en Wicked, los rastros son menores o bastante bien disimulados en una forma aun más infantil. Como además no vi la obra original de Broadway, no puedo hacer un planteo comparativo respecto de la influencia de la novela, primero, ni del musical después, pero imagino que habrán accionado algunos de los elementos del guion a las “necesidades” narrativas de la actualidad, y eso sí se nota.
Para quienes busquen una obra ligera y estén dispuestos a aceptar sus limitaciones, Wicked puede ofrecer una inmersión decente en su mundo fantástico. En cambio, aquellos que esperen una construcción narrativa sólida y personajes con vínculos profundos, es probable que queden con un sabor agridulce, ya que algunos de sus defectos tienden a opacar sus virtudes. En última instancia, depende del nivel de expectativas con el que se enfrente esta ambiciosa, aunque imperfecta, primera parte.
TÍTULO: Wicked: Parte Uno
TÍTULO ORIGINAL: Wicked: Part One
DIRECCIÓN: Jon M Chu.
ELENCO: Cynthia Erivo, Ariana Grande.
ELENCO SECUNDARIO: Michelle Yeoh, Jeff Goldblum.
GÉNERO: Musical. Fantasía. Aventuras.
ORIGEN: Estados Unidos.
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