
Entre cassettes, fútbol y cuchillos: el slasher argentino de 1990
Mientras un país entero está atento al Mundial de Italia ’90, alguien aprovecha los partidos de Argentina para cometer brutales asesinatos. Micaela, una joven que trabaja en una disquería armando compilados en casete, descubre que el asesino está vinculado a su trabajo a través de una mezcla que ella misma creó y vendió.

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Por Ignacio Rapari
Tanto los años 80 como los 90 se han transformado en dos décadas clave que hoy funcionan como un inagotable recurso nostálgico dentro de distintas producciones. En muchos casos, las referencias a esos contextos terminan teniendo un peso casi tan fuerte como las propias historias que se buscan contar. En tiempos recientes, Stranger Things se convirtió en el gran exponente de esta tendencia. No fue la pionera —años antes, Super 8 de J. J. Abrams ya había retomado ese espíritu retro ambientado en 1979—, pero sí fue la que consolidó su masividad y mostró hasta dónde podía explotarse ese efecto de evocación.
En esa línea se inscribe la nueva película de Mariano Cattaneo (Corazón muerto, Una tumba para tres), que recurre a la nostalgia con la misma decisión que lo hizo Al morir la matinée, el celebrado slasher uruguayo de Maxi Contenti, con el que comparte varios puntos en común. Así como aquella historia encontraba atractivo en el encierro dentro de una sala de cine, Nadie va a escuchar tu grito se apropia de otro disparador muy reconocible para los argentinos: la fiebre mundialista. Porque si la Selección juega un partido de Copa del Mundo, el país entero se paraliza. Y es en ese instante de máxima concentración colectiva cuando un asesino sin escrúpulos elige atacar.
La obra abre con una secuencia brutal que instala con claridad su high concept: el terror puede irrumpir en lo cotidiano, incluso en los rituales más compartidos. Ese opening, que por momentos remite a la violencia seca de la pelea inicial de El Comediante en Watchmen (Zack Snyder, 2009) también ubica la acción, al igual que ocurría en Aterrados (Demián Rugna, 2017), en una típica localidad bonaerense donde la aparente calma barrial se rompe de manera súbita y sangrienta.
Claro que la película no se limita a recurrir a tropos locales, sino que también abraza referencias universales: los arcades, la pasión melómana, el inconfundible sonido de un cassette al girar en el reproductor o la costumbre de armar mixtapes personalizados. Eran tiempos en los que —como refleja la disquería atendida por Micaela (Sol Wainer, en una entrañable y astuta final girl)— el arte aún podía tocarse, y la relación entre comerciante y cliente se construía a partir de la generosidad al recomendar y del placer de descubrir nuevas joyas musicales gracias a esas sugerencias.
La efectiva explotación de ese contexto no sería posible sin un trabajo técnico a la altura, tanto del sonido, a cargo de Oscar Pata (sonido directo) y Germán Surace (dirección de sonido), que resultan impecables, al igual que la fotografía de Facundo Nuble, sutil pero cargada de atractivo. Sin embargo, más allá de estas virtudes, Nadie va a escuchar tu grito es ante todo un slasher juvenil divertido y, por momentos, brutal, que vuelve a demostrar la capacidad de los realizadores argentinos —y latinoamericanos en general— para hacer mucho con recursos limitados.
Es cierto que algunos diálogos pueden sentirse forzados o extraños, una marca frecuente del cine de género nacional que suele responder al intento de facilitar su circulación en otros mercados. Pero se trata de un aspecto a mejorar y en ningún caso un impedimento para dejar pasar todos los hallazgos del terror argentino en la pantalla grande.
TÍTULO ORIGINAL: Nadie va a escuchar tu grito
DIRECCIÓN: Mariano Cattaneo
GUION: Mariano Cattaneo
ELENCO: Sol Wainer, Byron Barbieri, Román Almaraz, Leonel Romero, Alma Laura Loiacono Donatini, Germán Baudino
FOTOGRAFÍA: Facundo Nuble
MÚSICA: Luciano Onetti
GÉNERO: Terror.
PAÍS: Argentina
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