The Truth Is Out There
Dos jóvenes obsesionados con las conspiraciones secuestran a la poderosa directora ejecutiva de una gran empresa, convencidos de que es una alienígena que pretende destruir el planeta Tierra.

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Por Theo Cesari Rives
Existía algo profundamente falso en la celebración cuasi-litúrgica que rodeó Poor Things. Aquel mecanismo propuesto por Yorgos Lanthimos, alabado por la crítica como un himno a la emancipación, con el tiempo terminó decantando en nada más y nada menos que una película kitsch victoriana de alta costura; en mi opinión, un decorado pomposo para ocultar carencias de corte metafísico en el relato. A todo esto se le suma la grandiosa habilidad del director para disfrazar sus fetiches de “empoderamiento”. Es claro: trató a Emma Stone como una muñeca articulada para su propio disfrute visual. Quienes sean afines a los culebrones del mundo cinematográfico encontrarán similitudes con el caso Tarantino – Uma Thurman: un director tan obsesionado con su musa que sus películas terminan develando una extraña forma de control y abuso.
Por suerte, en Bugonia todo eso se termina.
Lanthimos deja los adornos de lado. No hay vestidos victorianos ni lentes peculiares para embellecer lo grotesco del relato. La película es acotada, sucia, claustrofóbica; el mal no está disfrazado, es real y palpable. Y justamente por eso, es honesta. Creo yo que al volver a la crudeza de sus orígenes griegos (Kynodonthas), el director recupera el respeto por el espectador y por su actriz, dejando de lado mecanismos baratos para escandalizar. El cambio radica en Stone. No es un bebé en el cuerpo de una mujer que se prostituye mientras aprende a caminar. Es una CEO fría, una figura de autoridad cautiva de una conspiración, azotada por una violencia política y de poder; no sexual y decorativa. Es una guerra, un vil espejo del mundo en el que vivimos.
Su contrapunto es un excelente Jesse Plemons, su ancla, su lastre y la representación del clima de época en el film. Su personaje no es solamente un loco: es un “creyente” en un mundo de ateos funcionales a un sistema que despoja de creencias para alienar. Si Emma Stone encarna de manera magistral una divinidad fría y corporativa, Plemons es el monje de una religión que el mundo decide evitar.
Por otro lado, Aidan Delbis, su Sancho Panza, lo ayuda a construir una dinámica que trasciende la simple etiqueta de “secuestradores”. Ellos emprenden la última cruzada. Y acá mismo es donde, a mi parecer, Bugonia se mete en el barro con lo que hoy a duras penas podemos describir como la “cultura incel”. Lanthimos tiene la decencia de no juzgar con la superioridad moral de un twittero y no los muestra como monstruos a “cancelar”, sino como síntomas de una enfermedad global y espiritual.
Los “incels” de Bugonia son hombres expulsados de la historia, hombres invisibles, aplastados por un sistema que premia el éxito, la frialdad, la estética (representado en el mundo corporativo en el que está inmersa Emma Stone). Es de público conocimiento que vivimos en un mundo, a estas alturas, indescifrable. Las decisiones que cambian el rumbo de nuestras vidas se toman en el piso 38 de una oficina a la que no tenemos acceso, mediante algoritmos que no entendemos, por gente sin alma.
¿Es tan descabellado entonces pensar que son alienígenas?
La conspiranoia que presenta el personaje de Plemons es la única herramienta intelectual que le queda a un, en este caso, hombre destruido para intentar explicar por qué su vida es tan patética. Si la culpa es de los extraterrestres, entonces el mundo tiene un orden (cautivo), hay un “plan”, y él es el héroe que puede salvar la Tierra. Es una fantasía de poder patética a simple vista, pero profundamente humana.
Me llama la atención la nula burla de parte de Lanthimos. El sótano, la tierra, la casa venida a menos. Todo al servicio de configurar la resistencia analógica hacia un mundo digital, inhumano. Plemons actúa de forma densa; su cara transmite angustia y la certeza de que, si su teoría es falsa, entonces solo es un fracasado en un mundo de ganadores. Y esa duda es la que motiva la película.
¿Preferimos vivir en un horror con sentido o en una paz sin sentido?
El film no es lindo de ver, y gracias a Dios. Es molesto, seco, se niega a darnos un sonajero colorido o una lección barata para que nos vayamos contentos y contentas del cine. No hay rendición y Lanthimos, por fin, dejó de intentar ganar el Oscar a mejor dirección de arte para hacer un cine con la potencia que puede lograr. En un mundo donde las corporaciones destruyen el planeta con la eficiencia de una plaga y donde la empatía se ha convertido en un producto de marketing, ¿Quiénes son los verdaderos alienígenas? Es su mejor película en años porque, por primera vez en mucho tiempo, el dolor se siente real.
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TÍTULO ORIGINAL: Bugonia
DIRECCIÓN: Yorgos Lanthimos.
ELENCO: Emma Stone, Jesse Plemons.
ELENCO SECUNDARIO: Aidan Delbis, Stavros Halkias, Alicia Silverstone.
GÉNERO: Thriller. Ciencia Ficción.
ORIGEN: Estados Unidos.
