1 de agosto de 2025
amores materialistas

El romance como un contrato sin alma

Una joven y ambiciosa casamentera de Nueva York se encuentra súbitamente desgarrada entre la pareja ideal y su imperfecto ex.


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Por Ignacio Rapari

Con Vidas pasadas, la directora y guionista coreano-canadiense Celine Song logró un debut cinematográfico tan prometedor como celebrado, que la consolidó rápidamente como una nueva autora a seguir. En ese primer largometraje, Song abordó una historia de reencuentros marcada más por la introspección que por el romanticismo, donde el amor no era un impulso mágico ni un ideal a perseguir, sino una conexión profundamente anclada en el tiempo. Inspirada en el concepto budista de In-yun —que alude a los lazos predestinados forjados a lo largo de múltiples vidas—, la película exploraba cómo esa conexión podría chocar con otras necesidades, como la estabilidad emocional, el arraigo y, especialmente, la seguridad que ofrecía el matrimonio. Una institución que, si bien no se cuestionaba de forma directa, se insinuaba como una elección estratégica, más ligada a la continuidad de la vida de la protagonista en Nueva York que al deseo romántico.

En Amores materialistas, la realizadora vuelve a la Gran Manzana para retomar y profundizar esa misma tensión. Esta vez, sin rodeos: el matrimonio ya no es una estructura implícita, sino un acuerdo comercial asumido como tal. Al frente de esta historia está Lucy (Dakota Johnson), una casamentera —casi— implacable que trabaja en una exclusiva agencia de citas de lujo. Desde allí, organiza encuentros y alianzas entre millonarios y posibles parejas, en un sistema donde el afecto se mide en compatibilidad financiera y las relaciones se negocian como contratos.

Si bien Lucy no es ajena al funcionamiento del sistema en el que trabaja, también empieza a mostrar fisuras frente a los estándares cada vez más irrealistas que exigen sus clientes —al punto de recibir quejas por simples centímetros de altura en los perfiles de candidatos y candidatas—. Sin embargo, esa misma lógica que ella aplica profesionalmente se vuelve personal cuando, en la boda de una antigua clienta, conoce a Harry (Pedro Pascal), un exitoso financista que encarna todos los requisitos del «hombre ideal»: atractivo, estable, encantador. En definitiva, el candidato perfecto dentro del mercado afectivo que ella misma ayuda a sostener.

Es en ese mismo escenario donde Song retoma uno de sus recursos narrativos más característicos: el reencuentro. Mientras Lucy y Harry comienzan a coquetear, aparece John (Chris Evans), un camarero que trabaja en la fiesta y, casualmente, es su exnovio. El cruce entre pasado y presente —entre un vínculo marcado por una historia emocional y otro guiado por la conveniencia— reactiva la tensión entre deseo, estabilidad y elección, una tensión ya explorada en Vidas pasadas. Sin embargo, en Amores materialistas, esa exploración pierde claridad: el guion de Song parece extraviado, como si renunciara a delinear un rumbo concreto, y con ello también a sostener la carga emocional que supo construir en su ópera prima.

El encanto y las posibilidades de la comedia romántica se ven desplazados por una frialdad sorpresiva, donde la tensión no radica tanto en el contraste entre clases sociales, sino en lo que cada una de ellas puede ofrecerle a la protagonista en términos de proyección, confort o conveniencia. Esa dinámica, lejos de enriquecer el conflicto, se traduce en situaciones increíblemente intrascendentes, resueltas con una indiferencia que desconcierta.

En paralelo al enredo amoroso, la directora también introduce un conflicto profesional que podría haber sumado otra capa al recorrido de Lucy: una situación que expone las consecuencias reales del negocio que ella misma gestiona. Sin embargo, más que desarrollar esa línea —o cualquier otra— con profundidad, la directora parece interesada únicamente en señalar las fisuras éticas del negocio del amor, aunque lo hace entre ideas apenas esbozadas y con una superficialidad que sorprende, incluso tratándose de una película titulada Amores materialistas. Lo que podría haber sido una mirada filosa o incluso encantadora sobre los vínculos contemporáneos termina reducido a un conjunto “canchero” de nada.



TÍTULO: Amores materialistas
TÍTULO ORIGINAL: Materialists
DIRECCIÓN: Celine Song.
ELENCO: Dakota Johnson, Chris Evans, Pedro Pascal.
ELENCO SECUNDARIO: Marin Ireland.
GÉNERO: Romance. Comedia.
ORIGEN: Estados Unidos.

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