
Crímenes made in la Patagonia
Ema Garay es una periodista reconocida en Bariloche por la persecución de casos de abuso a menores. Cuando uno de sus trabajos se vuelve aún más críptico, la protagonista deberá llegar hasta el fondo para investigar los intereses cruzados.

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Por Ignacio Pedraza
En algunos puntos del calendario, una propuesta nacional se cuela entre las propuestas de Netflix generando debate, consumo masivo y, en consecuencia, un éxito que hace frotar las manos del servicio de streaming. En el caso de Atrapados (2025), al igual que en algunos de los proyectos argentinos anteriores, la notoriedad traspasó fronteras y se convirtió en la serie de habla no inglesa más vista de la plataforma.
Si bien cada estreno puede ser impredecible, una de las causas para explicar el porqué la adaptación de la novela de Harlan Coben está ranqueando alto se debe a una fórmula que parece, por lo menos en estos tiempos, no fallar: policial de pocos capítulos, un puñado de personajes involucrados, atractivos paisajes y una trama que mantiene al espectador atento por giros de trama pero que tampoco lo obliga a una atención totalizante.
A esta fórmula se suma otro ingrediente para que el menú casi no tenga fallas: el autor de las múltiples novelas policiales firmó un contrato con la «N roja» para adaptar sus trabajos –él ejerce el rol de productor ejecutivo en cada una de ellas- que responde a una idea transnacional. Varias de sus adaptaciones se gestionaron en Francia, Polonia y Reino Unido, con propuestas que no superan los ocho episodios y se amolda a lógicas locales pero que bien puede consumirse a lo largo del globo.
¿Por qué toda esta explicación sobre el reciente estreno nacional? Porque lo dirigido por Miguel Cohan y Hernán Goldfrid cumple a la perfección con una proyección entretenida y olvidable en partes iguales, para resaltar en sus primeras semanas de arribo a la plataforma.
La periodista Ema Garay (Soledad Villamil) sigue el rastro de casos de abusos de menores en su sección del portal barilochense que lleva el nombre de la serie. Uno de sus últimos casos, que involucra al referente barrial Leo Mercer (Alberto Ammann), se vuelve un enredoso suceso sumado a la desaparición de Martina Schulz (Carmela Rivero) que la protagonista deberá investigar.
En apenas seis episodios, la miniserie nacional –que cuenta con guion de Ana Cohan, María Meira y Gonzalo Salaya– se centra en el policial y el suspenso a través del trabajo de Garay, y cómo involucra a un séquito de habitantes del sur, con giros de trama funcionales para que el misterio se enriquezca con el correr de los capítulos. No obstante, la propuesta no está exenta a esa necesidad de sobreexplicar y su sexto capítulo –con otro plot twist incluido- se basa principalmente en allanar el camino por si quedaba alguna cuestión en el tintero.
Dicha investigación se alimentará apenas con algunos desarrollos del personaje, como una escasa información adicional del personaje de Villamil –que a fin de cuentas, no cambia la ecuación de lo troncal- o algunas vertientes que pueden ser interesantes de analizar, como el sensacionalismo del periodismo –algo que resulta interesante en cómo repercute, pero a la vez queda olvidado- o temáticas relacionadas a la juventud –sin llegar al nivel de la viral serie creada por Stephen Graham y Jack Thorne, también de dicha plataforma-.
Ema Garay no quedará en el recuerdo como grandes personajes del periodismo, ni dicha propuesta memorable en su terreno, pero el visionado le permite ser disfrutable, una recomendación que no falla en los tiempos que corre y que se enriquece con la imagen de la ciudad rionegrina, siempre atrayente que la fotografía de Guillermo Saposnik y Manuel Rebella supo apreciar.
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