17 de diciembre de 2025
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Los Na´Vi se adentran al infierno de Pandora

Sufriendo las consecuencias de la guerra ante los humanos en el territorio oceánico de los Metkayina, Jake Sully y familia deben tomar decisiones para dejar el peligro atrás, sin saber que el clan Mangkwan y los hombres del Cielo se cruzarán en sus caminos.


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Por Ignacio Pedraza

Hay un prejuicio sobre la saga Avatar que resulta tema de debate: mucha forma y poco contenido. Sí, una experiencia disfrutable en la pantalla grande por sus atributos técnicos pero que, al rascar sobre la superficie, hay poco en la profundidad, generando detractores y fans acérrimos de un lado y del otro. ¿Es tan así? ¿Solo en lo visual puede sobresalir lo creado por el bueno de James Cameron?

Como casi todo en la vida, los extremos no ayudan y los clichés pueden hacernos perder de distintas vertientes para analizar la obra. Con la llegada de la tercera parte, Avatar: fuego y cenizas (Avatar: Fire and Ash, 2025), el director canadiense vuelve a demostrar su habilidad en la fotografía –la naturaleza es más que palpable gracias al trabajo de Russell Carpenter-, efectos especiales que permite disfrutar del visionado en el cine con todos los artilugios digitales disponibles y una evidente musicalización épica de Simon Franglen. Entonces es cierto respecto al primer pasaje de esa máxima sobre el proyecto del 20th Century Studios, marcando con un «tick» la cuestión visual.

Pasemos a la otra noción: ¿no hay nada por contar? Si bien el guion del propio Cameron, Rick Raffa y Amanda Silver no tiene como característica principal la originalidad, su predecesora de tres años atrás amplió la cultura de Pandora con la irrupción de los Metkayina y avanzó en los cimientos creados en el 2009, logrando una historia adrenalínica y dramática.

Para esta ocasión, Jake Sully (Sam Worthington) y familia deben lidiar con las consecuencias de la última guerra ante los humanos, teniendo a los hombres –o las fuerzas- del cielo sin dar el brazo a torcer intentando colonizar el planeta, donde ya hay un duelo personal entre el protagonista y el coronel Quaritch (Stephen Lang). De ese repetitivo enfrentamiento surgirá una nueva némesis: el clan Mangkwan, liderados por Varang (Oona Chaplin), que se caracterizan por su violencia y que se cruzarán en el camino de los Sully.

Como rasgo distinto, cabe destacar que la irrupción del personaje de Chaplin y compañía sirven como escollo de turno, pero a la vez para seguir ampliando la mitología de Pandora, tanto en términos “elementales” –tal como Tonowari (Cliff Curtis) y Ronal (Kate Winslet) representaron el poder del agua, en esta ocasión el fuego se vuelve signo- como en términos de brujería y dogma, permitiendo buenas visualizaciones y dilemas inéditos hasta el momento.

A la vez, el director toma esta tercera parte para seguir profundizando algunos aspectos que todavía tenían tela para cortar, principalmente en el desarrollo de Spider (Jack Champion) y Kiri (Sigourney Weaver) que se vuelven esenciales para la trama. Sin embargo, los 197 minutos de duración permiten la lucidez por momentos de sus personajes, con irregulares momentos –si pensamos en dos ejemplos, la peligrosa Varang parece ir decreciendo, mientras que Neytiri (Zoe Saldaña) hace el camino inverso-.


Es bueno señalar otro punto: la extensión del largometraje concede múltiples temáticas que quiere abordar su realizador, algunas de ellas repetidas en sus dos antecesoras –y que pueden resultan reiterativas-: el mensaje medioambiental vuelve a tener su momento, al igual que la noción de familia y lo ancestral, generando una identidad ya reconocida para la saga pero que vuelve a remarcarse. No obstante, la crudeza acá parece mejor cuidada –insinúa más de lo que materializa- y no resulta tan drástica como sí sucedió en El camino del agua (2023), más allá de que el componente dramático siempre está presente –la voz en off de Lo´ak (Jamie Flatters) aporta ese granito, y una escena en particular entre los personajes de Worthington, Saldaña y Champion es el punto cúlmine-.

Para quien escribe estas líneas, la secuela había elevado la vara de la historia y amplió barreras basándose en la riqueza de Pandora. En este estreno, si bien se nota cierta meseta y lo innovador parece ir a cuentagotas –tanto en personajes como en trama-, el planeta sigue siendo un escenario propicio para disfrutar en pantalla grande y ser conscientes que somos contemporáneos a una saga épica.



TÍTULO: Avatar: Fuego y cenizas
TÍTULO ORIGINAL: Avatar: Fire and Ash
ELENCO PRINCIPAL: Sam Worthington, Zoe Saldana.
GÉNERO: Ciencia Ficción. Aventuras.
DIRECCIÓN: James Cameron.
ORIGEN: Estados Unidos.

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