
La película que divide a la crítica y al público
Nueva versión de acción real del clásico de Disney de 1937, una mágica aventura que revive la inolvidable historia con Rachel Zegler en el rol principal y Gal Gadot como su madrastra, la Reina Malvada.

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Por Gastón Dufour
Una proyección de comunión emocional con una película que remite a una historia vista en el pasado es, en realidad, la búsqueda de un refugio abrigador y conocido. Establecido este punto, voy a hablar de la versión live action de Blanca Nieves, estreno pleno de controversia tipo clickbait insustancial y de la otra, que al menos plantea un análisis más o menos serio de la cuestión que nos ocupa.
Pensemos que la remake se basa en una animación realizada por Walt Disney de forma tan ingeniosa, oscura y llamativa como tosca (por algunas de las limitaciones técnicas) estrenada en 1937, dos años antes de la llegada a los cines de Lo que el viento se llevó y en el contexto histórico del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Un mundo claramente muy diferente del que vivimos hoy. No se olviden que para los chicos de hasta al menos la primera mitad de los 80, esa era una película de plena vigencia.
Las nuevas vueltas de tuerca se entienden como herramienta de modificación de este clásico que construye algo de su identidad posmoderna a partir de la versión más conocida por fuera de la de los hermanos Grimm, con muchos puntos coincidentes y otros distintos respecto de los cuentos que llegaron a nosotros con el tiempo. La larga lista de adaptaciones queda para una reseña especial.
Es increíble lo que ocurre porque el film tiene momentos disfrutables, pero hay situaciones que se presentan absurdas. Podría decir que es lo mejor que se pudo hacer para modernizar con elegancia la historia que se pretendía contar.
En adelante, posibles detalles y spoilers.
El nuevo personaje interés romántico de Blanca Nieves, que reemplaza al príncipe, tiene participación funcional y momentos bastante altos, así como los personajes que lo secundan. Gal Gadot es la que mejor brilla en la partes musicales, la mayoría muy bien construidas; en defensa de Rachel Zegler, la protagonista, debo decir que no lo hace tan mal como se decía, probablemente sin fundamentos. Tiene cierta gracia natural y su despliegue es interesante.
Yo creo que lo más irónicamente gracioso que se produce en un momento es la reivindicación (accidental y algo torpe, imagino) del color blanco como representación de lo «bueno» a través de la ropa de Blanca Nieves, los enanos y otros personajes en el segmento final. Es como decirse fan del pastelito de batata y comer de membrillo, considerando la línea ideológica que significó profuso debate en redes (muy poco serio, hay que decirlo) respecto de la validación de los cambios sociales respecto del racismo.
De alguna manera es como la destrucción de los simbolismos a puro pico y pala. No todo es tan chato, y sin embargo este nuevo capítulo tiene fragmentos de ligereza intelectual que no se condicen con el conocimiento de la necesidad de modificar cómo vivimos.
La conclusión es que, definitivamente, para dejar de romantizar algo es casi inevitable romantizar otra cosa en su reemplazo. De todos modos los chicos pueden disfrutarla, y como entretenimiento pasatista con adición de algunos momentos emocionales, funciona.
TÍTULO: Blanca Nieves
TÍTULO ORIGINAL: Snow White
DIRECCIÓN: Marc Webb.
ELENCO: Rachel Zegler, Gal Gadot, Andrew Burnap.
GÉNERO: Fantasía. Familiar. Aventuras.
ORIGEN: Estados Unidos.
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