Vínculos de sangre que no se pueden romper
Atragantada por una violenta pesadilla recurrente, la estudiante universitaria Stefanie regresa a casa para encontrar a la única persona que podría romper el ciclo y salvar a su familia de la horrible muerte que inevitablemente les espera a todos.
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Por Gastón Dufour
Después de catorce años de silencio, Destino final regresa con una entrega que no intenta reiniciar la saga ni convertirla en algo distinto. Lo que propone Lazos de sangre (Final Destination: Bloodlines), dirigida por Zach Lipovsky y Adam B. Stein, es una exploración dentro del universo ya conocido, con nuevos personajes y una historia que se siente más cercana al pasado que al presente. El guion de Guy Busick y Lori Evans Taylor no busca modernizarse ni cambiar de tono, sino mantenerse fiel a los recursos que hicieron de esta franquicia una especie de culto en los márgenes del terror mainstream.
La trama toma como punto de partida un accidente del pasado, y desde allí construye una genealogía del destino que involucra no solo a la protagonista sino a todo un linaje de personas marcadas. Esa idea del trauma hereditario, aunque no especialmente profunda, sirve para anclar un relato que se mueve entre lo previsible y lo necesario. Es decir: lo que esperamos que pase, pasa. Y eso, en este caso, no es un defecto.
Kaitlyn Santa Juana encarna a Stefani Reyes, una estudiante universitaria que comienza a ser acechada por visiones y signos de una muerte inminente, mientras descubre que su abuela —sobreviviente de un desastre en 1968— podría haberle legado algo más que recuerdos. Junto a ella, Brec Bassinger, Richard Harmon y Anna Lore completan un elenco que no busca sobresalir por dramatismo sino acompañar con eficacia el devenir de los acontecimientos.
Las muertes son creativas, absurdas, coreografiadas con la precisión de quien conoce el espectáculo que promete. Y en medio de ese festival de fatalidades, hay momentos que funcionan como guiños, como la aparición de Tony Todd, cuya presencia sigue teniendo un peso simbólico dentro del universo de la saga. Su escena, breve pero cargada de sentido, probablemente sea uno de los puntos más altos de la película.
Destino final: Lazos de sangre es, en ese sentido, una película honesta. No pretende más de lo que puede dar. Y eso, dentro de una saga que siempre supo cuál era su lugar, termina siendo su mayor virtud.
TÍTULO: Destino Final Lazos de sangre
TÍTULO ORIGINAL: Final Destination: Bloodlines
DIRECCIÓN: Zach Lipovsky, Adam B. Stein
ELENCO: Tony Todd, Brec Bassinger, Richard Harmon
GÉNERO: Terror.
ORIGEN: Estados Unidos.
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