
Venite Robert, salvá a tu país
Luego de un ciberataque que puso en jaque a todo Estados Unidos, el ex-presidente George Mullen será convocado para investigar lo sucedido y deberá encontrar a los responsables que tiene a un país en crisis.

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Por Ignacio Pedraza
A Robert De Niro su filmografía puede clasificarse entre obras maestras, participaciones especiales que le dan mayor volubilidad al proyecto y a la vez producciones pasatistas que parecen cumplir más con la necesidad de pagar cuentas o simplemente relajar un rato la cabeza. Lo llamativo es que Día cero (2025), una de sus pocas incursiones en la pantalla chica, puede visualizarse en el medio de todo ello.
La emblemática figura interpreta a George Mullen, un ex presidente de Estados Unidos que gobernó solamente un mandato, pero por decisión propia ya que cuenta con el cariño del pueblo. Situado en la comodidad de su cabaña, sus servicios serán solicitados para conformar la comisión Día Cero. ¿A qué se debe el título de la serie? Al atentado cibernético que dejó a todo el país sin información ni servicio tecnológico provocando miles de muertes.
De vuelta en las pistas, Mullen debe investigar lo sucedido y encontrar a los culpables, con todo un país en jaque observándolo. Además, el protagonista debe lidiar con varios personajes que sigue de cerca su trabajo, que va desde la mismísima presidenta Mitchell (Angela Bassett) hasta su mismísima hija, la congresista Alexandra (Lizzy Caplan), con quien está un tanto distanciado.
Ante todo esto, y sumado a los propios demonios internos que debe lidiar el ex mandatario, la creación de Eric Newman, Noah Oppenheim y Michael Schmidt–con la dirección de una magister en el mundillo de las series como Lesli Linka Glatter– se sitúa de manera clara en el thriller político, con tintes suspensivos, pero que intenta sin lugar a duda abordar los quehaceres de la política estadounidense y toda la rosca que caracteriza principalmente a ese sistema legislativo. A todo esto, sus escritores –quien se suma a este rol es Roberto Platino– y la realizadora también suman lecturas sobre la comunicación moderna y el avance de ciertos movimientos, de manera muy evidente –el rol de Dan Stevens termina casi caricaturesco-.
La capacidad de la nueva propuesta de Netflix está en una historia que logra mantenerse activa en los giros de la trama y su narrativa se arraiga del suspenso para despertar interés en el porvenir y la ansiedad por su resolución. Sin embargo, esa misma característica la hace pecar de presuntuosa y que, una vez consumido el desarrollo, resulta más lineal de lo esperado.
Pero sumado a la rosca política y los rasgos enigmáticos que atraen, la flamante serie también expone vertientes dramáticas de índole personal, en la búsqueda de dar mayor volumen a sus personajes pero que se pierden en la nebulosa respecto a los intereses institucionales que están enmarcados. Ejemplos como Roger (Jesse Plemons) o del mismo George -quien parece levitar en su desarrollo para darle mayores ambivalencias- resultan no del todo aprovechados.
No hay mucho por destacar en aspectos técnicos, donde la musicalización de Jeff Russo es acorde y la fotografía sólida de Joe Collins y John Conroy es típica de estas propuestas –quizá se permite jugar un poco más cuando entra la perspectiva del protagonista-. Sí se destaca el reparto, donde si bien De Niro ya es el nombre por excelencia, y lo hace de gran manera, se suman figuras como Connie Britton, Joan Allen o Mathew Modine.
La miniserie de seis episodios Día cero cumple con el entretenimiento en su máximo esplendor, acercando al género a gente no tan adepta a ello. A los más fanáticos, en cambio, les puede quedar un sabor amargo con la sensación de que pudo ser un poco más.
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