
Abajo la desidia, arriba el amor
Dos agentes son contratados para vigilar cada torre que se encuentran lados opuestos de un vasto desfiladero. El interés de uno por el otro crecerá al mismo tiempo que lo enigmático del abismo emergerá.

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Por Ignacio Pedraza
Drasa (Anya Taylor-Joy) parece implacable en su trabajo como agente de campo. Levi (Miles Teller) tiene algunas pesadillas de su pasado como marine, donde su eficacia le trajo consecuencias negativas. Ante esto, ambos son propicios para el encargo que tendrán: el cuidado de dos torres opuestas de un abismo misterioso. El suspenso parece imponerse en un especialista del género como es Scott Derrickson para la nueva propuesta de Apple TV+, El abismo secreto (The Gorge, 2025), que instintivamente despierta la pregunta: ¿qué hay debajo del precipicio y por qué tanta protección?
Sin embargo, Derrickson –con guion de Zach Dean– decide introducirse en el thriller de espionaje, donde la inmersión de sus protagonistas –sin tanto desarrollo, quizá el de la intérprete femenina goza de mejor salud- nos propone en un rango distinto o, por lo menos, apaciguado a lo que podríamos intuir sobre un proyecto de este tipo.
Su realizador parece abrazar las propuestas de espionaje y acción más intimistas –uno podría pensar en El ocaso de un asesino (The American, 2010) o la más reciente The Killer (2023)- donde lo sobrio se vuelve regla apoyado en la musicalización de Trent Reznor y Atticus Ross, conjugando armoniosamente silencios y sonidos para envolvernos en el silente paisaje donde los dos protagonistas deben vigilar.
Este primer acto de la propuesta también permite el desarrollo de la pareja, con una buena química entre Taylor-Joy y Teller –más allá de la diferencia etaria de uno con la otra, son dos de los mejores actores de su generación- y que inserta al proyecto en el terreno romántico sin desentonar con lo que se venía produciendo.
Toda esta sosegada construcción termina siendo evaporada a partir de la segunda mitad, donde lo abstracto y lo comedido pasa a lo que varios esperaban de la propuesta en un primer momento. La acción se entrevera en la ciencia ficción y el terror –tanto el nombre de su director como del guionista nos indicaba que era inevitable- y los dos protagonistas demuestran su buen andar, con secuencias que no son inolvidables pero sí prolijas, al igual que los efectos especiales.
Lo incógnito que ofrecía la inmensidad que separaba a los dos silos y los intereses avocados a ello –que hasta uno podría repensar en un proyecto apoyado en esa imprecisión, sin tanto esclarecimiento- se vuelve resolutiva y despejando cualquier duda sobre la situación, sin dejar mucho espacio a la incertidumbre ni relecturas. La fotografía de Dan Laustsen es un claro ejemplo sobre ello, ya que puede visualizarse la diferencia entre la apocada paleta propia del territorio forestal y la más vivida tonalidad –con filtros bien marcados, pero lo violáceo como predeterminado- a la hora de la acción.
Uno podría pensar que el nuevo largometraje de la empresa de streaming se inserta “como una más” en el género, pero se aprecia los intentos de su director con algunos trucos bajo la manga que intenta eludir dicho parámetro. Tal vez cuando uno se iba encariñando con el terreno tenue que arrojaba la primera hora de película puede resultarle chocante su epílogo, pero a la vez no engaña con lo que su premisa y nombres a cargo estaban predispuestos, y que el público mayoritario pedía.
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