
La ausencia de una manera particular
Del realizador uruguayo Juan Ignacio Fernández Hoppe, indaga en la muerte sospechosa de suicidio de su padre cuando él solo tenía 8 años. Construida en un tono que dialoga con el thriller, la película se presenta como una radiografía familiar íntima y fue señalada por la crítica local como lo mejor del cine uruguayo.

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Por Theo Cesari Rives
El retrato de mi padre de Juan Ignacio Fernández Hoppe es un thriller documental uruguayo que mezcla música, memoria y un misterio familiar que se despliega en silencios, recuerdos y un abanico de objetos y personajes peculiares.
Este film no busca simplemente reconstruir la vida de un hombre que ya no está, sino explorar aquello que quedó irresoluto en las memorias familiares y en la identidad de un hijo presente, deseoso de comprender. Juan Ignacio, el director, tenía ocho años cuando su padre fue encontrado muerto en la playa, y durante décadas ese misterio permaneció en vilo. Lo que a simple vista puede parecer un suicidio, Juan lo atraviesa para extraer fragmentos de su historia, no solo para conocer los hechos, sino también para entender la huella que su padre dejó en quienes lo rodeaban.
La historia se narra como un thriller íntimo, pero también como una obra de sutilezas: entre entrevistas, registros cotidianos, una caja de objetos que pertenecieron a su padre y escenas poéticas, Juan nos presenta el retrato de un hombre apasionado por la música, excéntrico y luminoso, capaz de ayudar a otros y, al mismo tiempo, cautivo de sus propios laberintos.
Es preciso destacar la delicadeza con la que se cuenta; hay una constante tensión entre el afecto y el cuestionamiento de la persona amada: melodías que se filtran como ecos de lo fugaz, fragmentos de historias que se buscan sin encontrarse del todo. La película capta esos momentos donde lo cotidiano y lo extraordinario se entrelazan, donde los gestos más simples revelan la profundidad de los vínculos y los enigmas familiares que perduran (y perdurarán).
Al mismo tiempo, el documental evoca poéticamente la ausencia y lo desconocido. Las palabras de Eduardo Darnauchans en Ni siquiera las flores resuenan con fuerza: “quién sabe qué oleajes, qué tormentas lo alejaron de las playas de la vida”. Así, la película se convierte en un homenaje a lo que permanece inalcanzable y a lo que se sostiene en las fisuras de la memoria: en canciones, testimonios y encuentros que, sin cerrarse, iluminan la vida de quien mira, explora y recuerda.
Es una experiencia única, que hace mella en todo aquel que haya sufrido y atravesado un duelo, que abre preguntas y por sobre todo cuestiona. El retrato de mi padre confirma a Juan Ignacio Fernández Hoppe como un cineasta capaz de conjugar rigor, sensibilidad y una mirada poética sobre lo humano, consolidando su obra dentro del cine documental latinoamericano contemporáneo.
TÍTULO ORIGINAL: El retrato de mi padre
DIRECCIÓN: Juan Ignacio Fernández Hoppe
MONTAJE: Guillermo Madeiro, Juan Ignacio Fernández Hoppe, Guillermo Rocamora
GUION: Guillermo Madeiro, Juan Ignacio Fernández Hoppe, Guillermo Rocamora
DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Juan Ignacio Fernández Hoppe
GÉNERO: Documental.
PAÍS: Uruguay
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