Estos celos no se quitan
Aún con ciertos recelos de sus amigas y con reparos sobre los círculos en los que se maneja su novio Matías, Vicky sigue entre sesión y sesión con la psicóloga Fernanda tratando sus vivencias y traumas.

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Por Ignacio Pedraza
El suceso de Envidiosa (2024) no dejó a nadie indiferente: con fuerte componente chic y cierto estilo norteamericano en su narrativa, la serie dirigida por Gabriel Medina, Fernanda Heredia y Daniel Barone inevitablemente llamó la atención y tuvo cierto aire novedoso en la oferta nacional, con voces a favor y en contra.
La propuesta de Netflix seguía a Vicky (Griselda Siciliani) y sus embrollados caminos en el amor, la amistad, trabajo y diferentes círculos sociales que convergían en su neurosis respecto a las relaciones. Y luego de dos temporadas en la que logra establecerse con su pareja Matías (Esteban Lamothe), nada parece sólido en la vida de la protagonista: sus celos y dualidades hacen que en cada sesión con Fernanda (Lorena Vega) surgirán nuevos interrogantes.
Para estos nuevos diez capítulos la maternidad, sus estudios y su incursión en el mundo laboral también se sumarán a la lista de inquietudes, siempre bajo la narrativa dinámica que ofrecen sus directores y guionistas –hay nombres de escritores como Carolina y Agustín Aguirre, Sofía González Gil y Valeria Groisman– que logra combinar entre la comedia situacional y momentos intimistas que se observan desde la perspectiva de la protagonista.
Más allá de las características ya establecidas de la figura principal, que por momentos puede llegar al hartazgo y posicionarse lejos de generar empatía -el nombre de Adrián Suar entre los productores ejecutivos nos hace pensar que hubiera sido una buena acompañante de sus personajes de las comedias más planas-, su interacción con otras figuras del reparto logra hacer la comedia más llevadera: principalmente cuando entra en relación con su hermana Carolina (Pilar Gamboa), que funciona como dos caras de una misma moneda entre los deseos y situaciones de una y la otra.
Es que más allá de las temáticas abordadas, parece claro que el principal foco de la serie apunta hacia la exageración y el entendimiento con el público desde un costado más jovial –una propuesta similar de este año, como fue Too Much (2025), pareció ser más honesta-, donde algunos puntos problemáticos encuentran salida de emergencia rápida o que son funcionales para las participaciones especiales con las que cuentan –algunas más logradas, otras simplemente un guiño-.
Claro que aquellos que entraron al código desde un inicio, y no decidieron abandonarla en la segunda temporada, encontrarán lo esperado y que en ese aspecto no falla: ritmo dinámico, temas modernos y resoluciones efectivas. Todo ello sumado a la musicalización fútil de Juan Blas Caballero y la colorida fotografía de Federico Rivares, que van a la perfección con el tono de la propuesta.
Es complejo pensar en hacer a una protagonista apática y que despierte interés, y Envidiosa eso parece haberlo logrado debido a su éxito en la plataforma de la «N roja» y sus continuos envíos en poco tiempo –estrenó tres temporadas en año y medio-. Y si bien uno entiende que cuenta con diferentes vertientes para desarrollar –hay algo en su grupo de amigas que parece tener más potencial del que se usa-, las aventuras de Vicky dejan con más tela para cortar y no sería extraño que en poco tiempo vuelva.
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