
El reconocido titiritero Vincent ve cómo se derrumba su vida familiar y laboral, sumado a la misteriosa desaparición de su hijo Edgar en la Nueva York de los ´80. Para dar con su paradero, contará con una fantasiosa compañía.

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Por Ignacio Pedraza
“Hello Sun, good morning” es el programa infantil por excelencia de 1985 en Nueva York, con títeres coloridos y carismáticos que arrojan esperanzadores mensajes para los más chicos. Caso contrario sucede con uno de sus creadores, Vincent (Benedict Cumberbatch), quien ve cómo su vida familiar y laboral se desborda.
En Eric (2024), el hundimiento de su protagonista parece total cuando su hijo Edgar (Ivan Howe) desaparece y tanto su esposa Cassie (Gaby Hoffmann) como la policía apuntan a él como potencial responsable de su ausencia. Para enderezase, Vincent inicia su propia búsqueda del descendiente con la ayuda del monstruo creado por el niño, que lleva el nombre de la mini-serie.
La creación de Abi Morgan parece posicionarse rápidamente como un policial, pero busca alejarse del mismo a través de un thriller que combina el suspenso y el drama, con este último como componente más característico. Es que la desaparición del joven por momentos es solo un motivo para denunciar diferentes temáticas por parte de su showrunner y la directora Lucy Forbes. En esta idea llama la atención el humor negro que parece desplegar a través de la irrupción del monstruo azulado que interactúa con el personaje de Cumberbatch, que si bien uno nunca espera que caiga en la comedia al nivel de ¿Quién mató a los Puppets? (The Happytimes Murders,2018) ni las versiones adultas creadas por el gran Jim Henson –quien tiene una referencia en la serie-, queda a medio camino ni termina de explotar esa particular relación.
El contexto es clave para la nueva propuesta de la N roja, que implica una descripción de la ciudad estadounidense que va de la mano a lo visto con las recorridas de Travis Bickle o el remedo de la Ciudad Gótica de Todd Phillips, donde el lujo no abunda y la suciedad urbana es un tema de agenda. A esto se suma lo racial, la desigualdad de clases y la corrupción política que vuelve una narrativa un tanto enzarzada.
Lo dificultoso de estas múltiples temáticas pasa por la jerarquización que intenta impregnarse, y que el nivel de interés puede traspapelarse. Si bien el foco del paradero de Edgar sigue siendo principal, sus vertientes por momentos lo nublan como las dificultades personales del detective Ledroit (McKinley Belcher III) y otras de sus investigaciones similares que se asemejan a la de Edgar, como los desafíos que atraviesa Vincent y los mandamientos de su progenitor Robert (John Doman).
Cabe destacar que la narrativa seduce desde el suspenso, y la morbosidad por la que momentos circula a través de la infancia y sus aspectos más oscuros, algo similar –de manera más dramática- que vimos en Un buen día en el vecindario (A Beautiful Day in the Neighborhood, 2019), donde queda claro con la musicalización de Keefus Ciancia. Desde esa dualidad de la inocencia y la malicia se nutre el thriller como puntapié para la delación de otras vertientes.
Se valora la nueva propuesta en la plataforma de streaming para una serie que, en apenas seis episodios, abarca varias sub-tramas que puede volverla demasiado holgada, pero con una identidad bastante marcada para mantener la atención, sumado a las interpretaciones que le dan legitimidad como las de Cumberbatch, en un rol que ya hemos visto en su filmografía, y Hoffmann, siempre al pie del cañón para ser una gran acompañante.
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