Corazón chicaguense
Luego de los sucesos de Wakanda Forever, la joven Riri Williams intenta encontrar su lugar en el mundo e implementar todas sus ideas para los avances tecnológicos que permitan enfrentar desigualdades. Para llegar a dicho objetivo, deberá cruzarse con gente con otros intereses, como el del grupo liderado por el misterioso The Hood.
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Por Ignacio Pedraza
Creo que nadie esperaba, aún hasta los fans más acérrimos del género, una serie basada en Riri Williams (Dominique Thorne): más allá de su buena incursión en la irregular Wakanda Forever (2022), que el foco protagónico esté puesto en la joven promesa dejaba algún lugar para la duda. Si a eso le sumamos que Williams se posiciona, con otras herramientas, como la prodigio que toma la posta de Tony Stark, el desafío lo vuelve aún más complejo. Sin embargo, para medir todo con la misma vara no solo basta en expectativas, sino encontrar en el visionado justificaciones y formas interesantes que permitan un tratamiento al personaje que la posicione en ese lugar estelar.
Pero a la showrunner Chinaka Hodge –y con Ryan Coogler en la lista de productores- eso no la frenó y nos presenta Ironheart, la nueva miniserie de seis episodios del Universo Cinematográfico de Marvel. La trama se sitúa luego de los sucesos de Wakanda Forever, donde apenas conocimos al personaje, y recién ahora estamos ante su pronunciamiento y mayor desarrollo –algo que sucedió con el Peter Parker de este universo, por ejemplo, donde primero tenemos un vistazo y luego su introducción más formal-.
Ante esto, el trabajo de Hodge junto a los directores Sam Bailey y Angela Barnes imprime un estilo bien marcado para Williams y su mundillo, situándose en Chicago luego de que su estadía en la universidad sufriera altibajos. Con ciertas reminiscencias a los vistazos que nos brindó The Bear (2022) a la ciudad de Illinois, la noción territorial intenta impregnarse para darle identidad a la nueva antiheroína, algo que también ocurrió con los segmentos informativos en la reciente Daredevil: Born Again (2025). Lo mismo sucede con la musicalización, donde lo urbano y la idiosincrasia racial también se hacen evidentes.
En esa diferencia que intenta establecerse entre los dos genios inventores, Riri no cuenta con el sustento económico al de Stark, y dicha problemática es troncal para la serie: la joven debe recurrir a trabajos no muy legales a través del grupo encomendado por el enigmático Parker (un siempre funcional Anthony Ramos) quien cuenta con una capucha que le permite manejar las artes oscuras.
Hay otras vertientes que permiten una caracterización más amplia al personaje de Thorne: la noción de la pérdida y la amistad –hay una gran interacción con Lyric Ross, quien por momentos se roba el show- y la dualidad entre la tecnología y la magia son temáticas presentes que logra alternar entre aspectos más intimistas –o propias del subgénero que permite el coming of age– y más grandilocuentes para insertar a la protagonista en el universo compartido.
En esa construcción que se va armando da la sensación que la serie va de menos a más, donde dichas piezas comienzan a prender en la segunda mitad y que fluye de manera más interesante –el quinto episodio es quizá el más sobresaliente de la obra- para su cierre, con componentes que despiertan interés. Para ello, participaciones como las de Alden Ehrenreich –un arco argumental sugestivo pero un tanto decaído- y Sacha Baron Cohen aportan su granito.
Si bien no está exenta de la cuestión olvidable a la que están sujeta las series del estudio que llegan a Disney+, Ironheart deja mejores percepciones a la que uno podía esperar y, en apenas seis capítulos, construir una identidad clara para que su visionado sea agradable.
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