5 de julio de 2025
la vieja guardia 2

¿De qué sirve ser inmortal?

Mientras siguen el rastro de unos compradores de armas, viejos conocidos vuelven acechar a Andy y su grupo, quienes estarán nuevamente expuestos e intentando que los malévolos planes de Discord no lleguen a puerto.


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Por Ignacio Pedraza

Cinco años atrás, Netflix llamaba la atención con La vieja guardia (The Old Guard, 2020) debido a una temática reconocible y de un género específico pero con ciertas novedades narrativas que sobresalían: su directora Gina Prince-Bythewood retrata sobre los héroes inmortales en un relato frenético, que nos insertaba desde un inicio en esa lógica sin mucha introducción y con componentes dramáticos no siempre presentes en producciones de este tipo.

El cierre abierto de esa primera parte, y sumado a los elogios recibidos por parte de críticos y público, hacía inevitable la continuidad de la historia: con Victoria Mahoney ahora a cargo de la dirección –Greg Rucka vuelve alistarse como guionista, y quien se suma es Sarah Walker-, la secuela intenta seguir ampliando el mito en base a estos personajes pero a la vez mostrar otras nociones de los mismos y seguir abriendo el juego. El caso más claro es con la irrupción de Qyunh (Veronica Ngo), quien junto a la incorporación de Discord (Uma Thurman) logran unificarse para presentarse como los puntos problemáticos de la secuela.

Dicho tono intimista para sus personajes en esta ocasión brilla por su ausencia, donde apenas tenemos destellos para su protagonista Andy (Charlize Theron) y un arco argumentativo interesante para Booker (Matthias Schoenaerts), con la dupla Joe (Marwan Kenzari) y Nicky (Luca Marinelli) volviendo a establecer su romántica historia funcional. Pero aquí parece que lo apuntado por Mahoney y escritores es una historia con más secuencias de acción y que, en el balance, termina siendo más genérica de lo que podía esperarse de esta adaptación al cómic del propio Rucka y el ilustrador argentino Leandro Fernández.

Más allá de algunos efectos especiales no del todo logrado, dichas secuencias de acción siguen siendo dignas y quizá de lo más destacado de la obra, que no escasea en ese sentido y despierta el interés cuando el grupo se pone a trabajar. No obstante, una de las disputas más interesantes que era tener a Theron y Thuman mano a mano, resulta un tanto insuficiente.

En el desarrollo de los personajes, si bien el componente dramático no está a la altura de su antecesora, el estreno apunta a seguir explorando la lógica de la inmortalidad a través del sobre explicativo Tuah (Henry Golding), dejando a un lado a una figura importante como el Copley de Chiwetel Ejiofor. Sobre esta idea, la Nile de KeKe Layne es pragmática para el argumento y aún tiene más por examinar.

La segunda parte de La vieja guardia deja, de manera sorpresiva, todo servido para una tercera parte pero habrá que esperar si la «N roja» da el pulgar para arriba. Sin embargo, la secuela se siente más soft y genérica a lo visto –y elogiado- de la primera, pareciendo que se perdió la oportunidad de crear una franquicia con más personalidad.


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