La elegancia de lo ilegal
Los múltiples robos de Bruno Sulak tiene en jaque a todo Francia, en un elegante juego entre el gato y el ratón. Mientras tanto, el joven disfruta de su relajada vida junto al grupo de trabajo.
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Por Ignacio Pedraza
la pregunta es quién fue Bruno Sulak. El nuevo film de Mélanie Laurent, Libre: Encanto criminal (Libre, 2024), no nos hará conocer en demasía sobre el reconocido ladrón francés, ya que apunta con mayor énfasis en desarrollar un entretenido y adrenalínico film basándose en los múltiples atracos del protagonista, tal como detalla los títulos iniciales advirtiendo sobre las libertades artísticas.
La nueva propuesta de Amazon Prime parte desde los robos de Sulak (Lucas Bravo) en diferentes supermercados –posteriormente serán joyerías- sin recurrir a la violencia junto a su grupo, tanto de trabajo como amistad, que los realiza de manera impecable. Pero más allá de su insaciabilidad, lo importante para el protagonista pasa por su relajada vida junto a su pareja Annie (Léa Luce Busato) –quien también era chofer en cada misión- y una filosofía de vida alejada de imposiciones sociales para poder ser, como indica el título del film, libre.
Hay una concordancia entre el estilo de vida del joven ladronzuelo y el tono que inserta su directora –guionista también junto a Christophe Deslandes– con una narrativa enérgica e intensa en la vorágine para retratar sus múltiples robos. Para ello, por momentos hay un –exceso- de planos picados y movimientos de cámara orbicular en una viva fotografía de Stéphane Vallée –con una buena recreación de época sin ser invasiva- que nos adentra de manera dinámica sin mucha puntualidad en los métodos o la planificación para el trabajo.
Asimismo, para generar un espectro más amplio del personaje de Bravo –aunque no termina de ser algo totalizante-, también contamos con algunos segmentos de índole intimista –que cumple con prototipos del cine europeo- sobre su idiosincrasia donde el ritmo mengua; al igual que la historia de amor digna de Bonnie y Clyde, tomando relevancia ya que por momentos hasta llegamos a incursionar desde la perspectiva de ella.
Quizá uno de los puntos más altos que tiene el largometraje galo se basa en el enfrentamiento de policías y ladrones, donde vemos que el yugoslavo –él se definía francés, como ejemplo de su idea manumitida- ha caído en las garras de las fuerzas de seguridad en varias ocasiones, pero siempre logrando escapar cual John Dilllinger. En esta ocasión no tenemos tiros ni grandes enfrentamientos; o, mejor dicho, las confrontaciones se basan en el terreno dialéctico y hasta condescendiente entre Bruno y el oficial Georges Moréas (Yvan Attal) que remite a producciones policiales de otra época.
Con un tono similar a su último trabajo con Ladronas (Voleuses, 2023), Laurent retrata a un contemporáneo Arsène Lupin donde hace foco en ciertos pasajes de su semblanza que permita adentrarnos en las concepciones que impregnaba, sin caer en una típica biopic para que sea de ligero visionado.
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