9 de mayo de 2025
paradise

Paraísos desiertos

Xavier Collins, jefe del servicio secreto, descubre al Presidente Cal Bradford asesinado en su casa. El encargado de seguridad deberá investigar qué sucedió con el mandatario, en una comunidad especial que alberga a personas muy poderosas.


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Por Ignacio Pedraza

No es tarea fácil, en una miniserie de ocho episodios, albergar tantos géneros, ser transversal a ellos y salir bien parado. Pero hay que tener en cuenta algo: detrás está el nombre de Dan Fogelman, por lo cual la capacidad de lograr todo eso puede estar asegurada o, por lo menos, generar algo de confianza.

Más allá de la seguridad de un sólido autor, el desafío pasaba por el terreno en el que se metía el bueno de Dan: un thriller político con mantos suspensivos y tintes de acción del que no se observaban muchos antecedentes. Sin embargo, el creador logra darle su impronta y nos ofrece Paradise (2025).

Luego de la muerte del Presidente de Estados Unidos, Cal Bradford (James Marsden), el jefe de seguridad Xavier Collins (Sterling K. Brown) debe investigar lo sucedido. Lo que puede intuirse como una simple sinopsis de un típico thriller político esconde características propias del proyecto que tiene relación a las peculiaridades de sus personajes y del lugar.

La coyuntura en la que se mueve y está inmersa la trama tiene un componente fundamental, algo que se enriquece si encima tomamos en cuenta la narración seleccionada por los directores Glenn Ficarra y John Requa para esconder varios trucos bajo la manga que logra sorprendernos en el cierre del piloto de la serie.

A partir de allí, la nueva propuesta original de Hulu (en Latinoamércia disponible en Disney+) navega por los diferentes estilos que propone su argumento, que cuenta con los tintes investigativos que tiene el asesinato del mandamás, la puja de poder que eso conlleva y a la vez la noción dramática –con rasgos de ciencia ficción, del que no vamos a comentar mucho para no arruinar el asombro- del territorio en el que están sujetos.


Collins debe lidiar con los intereses y secretos políticos que hay alrededor del delito cometido, como a la vez replantear la situación que están viviendo junto a la comunidad. Si bien la trama parte desde lo sucedido con Bradford, hay arcos argumentales que van por otro lado –la unión de todos se basa en el contexto de los personajes- y terminan generando un thriller bien amplio.

Más allá de esta incursión de Fogelman, hay marcas del creador que aquellos fanáticos de la familia Pearson y de sus otros trabajos lograrán visualizar. El aspecto más interesante es cómo lograr insertar el drama dentro de la historia, con un fuerte componente intimista que no siempre aparece en trabajos de este tipo. Asimismo, la composición narrativa de los ocho episodios están repletos de flashbacks –el séptimo episodio, quizá el mejor, explica “los días anteriores” con una tensión memorable- y los inicios de algunos capítulos parecen relacionarse con lo principal como sucedía con This Is Us, la cuasi novela protagonizada por Milo Ventimiglia y Mandy Moore.

Con un Brown haciéndose cargo del hombre de acción de gran manera, Marsden con el carisma habitual pero con muy buena capacidad para alternar con el drama y la legitimidad que le da a cada proyecto el nombre de Julianne Nicholson –quizá lo mejor del reparto-, Paradise se posiciona entre lo más destacado de este prematuro año en materia series, y con la puerta abierta para seguir desafiándose.


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