19 de abril de 2025
the-acolyte

Canto de luz y oscuridad

Tras el fallecimiento de una Maestra Jedi, un grupo de la orden liderados por el maestro Sol deben investigar sus causas y apuntan a una joven ex-Padawan, que deberá ser encontrada y esclarecer el hecho que puede irrumpir con el contexto de paz en la Galaxia.


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Por Ignacio Pedraza

En el último tiempo, Disney ha doblegado esfuerzos en producir diversas producciones de Star Wars para su contenido en las diferentes pantallas pero, principalmente, en su servicio de streaming. Con diversos resultados, ha logrado imponer personajes nuevos que en otro momento eran secundarios de la creación de George Lucas o apenas un mito en la saga de películas. Tras soltar en gran medida toda la trama de los Skywalker, la riqueza del universo también pasa por la capacidad de insertarse en diferentes momentos temporales de aquella matriz troncal de films.

En Star Wars: The Acolyte (2024), la creación de Leslye Headland, el principal interés pasa por su ubicación temporal, situándose previo a Capítulo I: La amenaza fantasma (The Phantom Menace, 1999) y abordando a esa comunidad tan incógnita como es el Orden Jedi en un contexto de armonía y prosperidad. Sin embargo, la flamante serie inicia con la muerte de uno de sus maestros y la investigación de sus causas estará a cargo de Sol (Lee Jung-jae), quien apuntará sus primeras hipótesis hacia su ex-padawan Mae (Amandla Stenberg).


Pero lo dirigido por Headland, Kogonada, Axel García López y Hanelle Culpepper no se para en el terreno policial –sub-género muy interesante para abordar en dicho universo- más allá de los indicios iniciales, ya que con el correr de los minutos se desvanece el suspenso que los crímenes podían generar y se adentra directamente en la aventura.

Lo incógnito se destapa rápidamente y su guion –de una amplia lista de escritores que incluye a la propia showrunnner– se apoya en las propias lógicas galácticas. A partir de allí, la última propuesta pasa por el abordaje de la cuestión Jedi y del retrato hacia dicha comunidad, donde ahonda más en sus orígenes y ampliar personajes de ese tipo en un contexto más favorable a los que fue representado anteriormente.

Esto se ve enriquecido con el abordaje de la fuerza y la interacción con otros actores. Un ejemplo correctísimo es el tercer episodio, que retrata la niñez de la protagonista y su trama se va construyendo a cuentagotas, ampliando su caracterización a través del aquelarre en el que crece, embanderados en la Madre Aniseya (Jodie Turner-Smith).

La serie de ocho episodios, con un manual de estilo que cumple a la perfección con la identidad propia de cada creación derivada de la mente de Lucas, arroja mayor aventura que acción, que se cuela sosegadamente y deja brillar los sables por momentos. Sin embargo, es inevitable pensar en un producto con la capacidad de relato más justificado –o por lo menos, coherente- para posicionarse como obra de la galaxia muy, muy lejana y no necesariamente una somnolienta obra que cumple con el calendario.


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