19 de abril de 2024

Su legado está más vivo que nunca

Este año se celebró el vigésimo quinto aniversario de la muerte de Diana, la Princesa de Gales, pero su legado está más vivo que nunca, especialmente en Hollywood, gracias a los diferentes trabajos que han llegado en los últimos años acerca de momentos específicos de la vida de Lady Di.


Por Nela Machado

Durante décadas la cultura pop ha estado obsesionada con Diana Spencer, la Princesa de Gales, como si fuese una artista más. Fue un ícono durante la década de los noventa y más de veinte años después es una auténtica leyenda. Muestra de esto es la quinta temporada de The Crown (serie de Netflix acerca del reinado de Isabel II), donde el personaje de Diana (esta vez interpretado por Elizabeth Debicki) se encuentra en parte relevante de la historia.

Todos adoramos a Diana (o casi todos), así que no es extraño ver su rostro en internet, escuchar su nombre es canciones, en libros, en series o películas o, de plano, verla inspirar proyectos en televisión y la pantalla grande (es insólita la cantidad de material que se ha lanzado en estos últimos años sobre la madre del Príncipe Guillermo), pero pocas veces nos hemos preguntado por qué la cultura pop, especialmente Hollywood y nosotros como público, estamos tan obsesionados con ella.


¿Por qué Hollywood está obsesionado con la Princesa Diana?
Desde muy joven, cuando empezó su relación con el Rey Carlos III (en aquel entonces Principe de Gales), Diana se convirtió en el foco de atención de todos los medios. Era una muchachita «del pueblo» (aunque su familia estaba vinculada a la monarquía) que trabajaba como maestra pero había “conquistado” al futuro Rey de Inglaterra. Además de ser la futura Reina -en teoría- era una joven que emanaba una apariencia casta y pura, lo que atrajo la empatía de todo el mundo, desde jóvenes contemporáneas con ella, hasta adultos y niños. Sin embargo, ese fue el primer rol que desempeñó Diana.

Más tarde, se convirtió en princesa tras una boda de cuento, en madre, en víctima de la bulimia, en objetivo de la prensa sensacionalista, en ícono de la moda, en cautivadora de los corazones del público y, finalmente, en una divorciada que murió a los 36 años en trágicas circunstancias. Diana también ha sido venerada como símbolo internacionalmente reconocido del amor, la compasión y la caridad y como defensora de los desfavorecidos y estigmatizados. Ella comprendió el poder de tener un papel en la opinión pública y lo utilizó para cambiar actitudes y abordar problemas sociales.

Durante todo su matrimonio con Charles, ella constantemente lo eclipsó y lo superó. En reuniones públicas y eventos de caridad, podía realmente unirse a la multitud de una manera que Charles no podía. Se agachaba sobre sus rodillas para hablar con los jóvenes; le daba la mano a pacientes de HIV. Esos momentos establecieron tanto su reputación como la «princesa del pueblo» pero muchos la catalogaron como esa que podría trascender la monarquía, y su reputación como una outsider que estaba eclipsando a la monarquía en funciones, por egoísmo y codicia. Y después del divorcio de Diana y Carlos en 1996, estos dos conceptos se hicieron cada vez más fuertes.

Como figura pública de alto nivel, Spencer demostró una vulnerabilidad y una humanidad poco comunes, diferentes a las de la familia real en la que se había casado. Una actitud más cercana al pueblo que además hacia ver como pedantes a su familia política que durante siglos no ha hecho otra cosa que mantener un amplio margen entre ellos y el pueblo. Posteriormente, Diana alcanzó un estatus de persona querida que se ha extendido más allá de la muerte.


La princesa Diana está en todas partes
Mientras vivía, Diana fue el tema focal de muchísimos trabajos de prensa, desde fotografías hasta entrevistas. Luego de su aparatosa muerte que fue su último rol (el de víctima) antes de convertirse en una leyenda, dio mucho de qué hablar en documentales y películas de bajo presupuesto hechas para televisón.

Sin embargo, en vista de que su presencia en la memoria colectiva no se minimiza, al contrario, cada día está más presente, ha sido resucitada en diversos proyectos de renombre en menos de una década. Primero fue en Diana (2013) interpretada por Naomia Watts, luego llegó en la piel de Kristen Stewart en Spencer (2021) y ahora es el turno de The Criown. Es tan grande el impacto que, sin miedo a nada, como conmemoración del aniversario número veinticinco de su muerte, Netflix lanzó un musical sobre la eterna Reina de Corazones.

Diana es una muestra de que la sociedad sigue obsesionada con símbolos que pueden ser a la vez venerados y vulnerables. Pone de manifiesto las divisiones de la sociedad al tiempo que propicia la unidad y la unión. Pero el océano de cultura pop que rodea a la Princesa parece no tener fondo. Cada detalle de su vida ha sido escudriñada y, sin embargo, todavía se la ve como un misterio que exige una solución. De hecho, su naturaleza sincera, que a menudo revela mucho más sobre sí misma de lo que se esperaba de un miembro de la realeza, está lejos de satisfacer el consumo público. En cambio, sigue existiendo una desesperación inquebrantable por conocerla de verdad y la nueva temporada de The Crown se postula para revelar más sobre la vida detrás del icono.

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