28 de marzo de 2024

Una película de culto que pasará a la posteridad

Este 7 de junio se cumple un nuevo aniversario del estreno de The Goonies, una película de culto, estrenada en 1985, que sobrevivió al paso del tiempo hasta ser considerada una de las mejores obras de su género.


Por Matías Linares

Pasaron muchos años desde el estreno de The Goonies en 1985. Sin embargo, su espíritu perduró en el tiempo y creo que así será por siempre. Comienzo a escribir estas líneas minutos después de haber terminado la película, por vez número… ya no recuerdo. Lo que sí se, es que en mi infancia la vi muchas veces porque la aventura de Los Goonies, es la aventura que cualquier niño quisiera tener con sus amigos. Hoy, tantos años después de la primera vez frente a este film, las sensaciones son verdaderamente positivas, me ha hecho viajar a los sentimientos del chico que fui disfrutando la búsqueda de aquel tesoro. Pero aún hay más a nivel emocional ya que a estos sentimientos el tiempo le sumó la fuerza de la nostalgia que te ataca al ver un coming of age ochentoso.

Para quien no la vio, esta nota servirá como descubrimiento; y para los que sí, como homenaje. The Goonies es una película de aventura dirigida por Richard Donner, la cual fue escrita y producida por Steven Spielberg, por lo cual hay mucho de él en ella (ya hablaremos de esto más adelante).

Esta cinta nos cuenta la historia de Los Goonies, un grupo de amigos preadolescentes que, en el afán de divertirse, se meten en más problemas de los deseados. La trama gira en torno a la búsqueda de un tesoro mediante un mapa que encontraron en el ático de la casa de Mikey (Sean Astin). En este punto, la película mezcla la vida adulta con la aventura infantil porque Los Goonies quieren encontrar el tesoro para saldar las deudas que tienen sus padres y, de ese modo, permanecer viviendo en su ciudad. En 1985, Roger Ebert, crítico de cine estadounidense, escribió: «Antes había películas para niños y películas para adultos. Ahora, Spielberg ha encontrado un nicho intermedio para jóvenes adolescentes que tienen gustos sofisticados en el horror». Más que encontrar en los adolescentes un público para este estilo de cine, siento que Spielberg ha borrado la segmentación del mercado en cuanto a lo etario del consumidor. The Goonies puede, tranquilamente, ser una película disfrutada por adultos, por adolescentes y
por niños. Encontramos en ella situaciones donde los más chicos se sentirán identificados y los más grandes recordarán viejas épocas y se divertirán. Los adolescentes en plena «edad del pavo» tendrán su representante en Brand (Josh Brolin), Andy (Kerri Green) y Stephanie (Martha Plimpton), quienes están más interesados en sus relaciones amorosas que en la posibilidad del oro. Asimismo, los adultos, relegados en la trama, gozan de momentos, más tácitos que explicitos,
donde pueden participar de la película como espectadores interesados: cuando se tocan los temas de las deudas y el dolor de no poder hacer felices a sus hijos por cuestiones económicas, nada de esto está representado verbalmente, sin embargo es la pulsión que empuja las acciones de los chicos.


¿Por qué nunca ocurre nada emocionante? se pregunta asimismo Mikey en su primera línea de diálogo. El resto de la película se toma muy a pecho este inconformismo del protagonista y rápidamente empieza el descontrol. Los chicos son el alma del film, no solo por ser los personajes principales, sino por su carisma y su carácter diferentes entre sí: un torpe, un sensible, un travieso, un nerd de los inventos, un adolescente que se proclama líder y dos chicas que son buenas partners en determinadas escenas. Spielberg escribe un conflicto que supera las
posibilidades lógicas de quienes lo resuelven, así como Melissa Mathinson (guionista de E.T.) escribe una pelicula en la que tres hermanos esconden a un extraterrestre del gobierno de los Estados Unidos. Aquí es donde habita la magia de este género y estilo de películas: los chicos se ven totalmente superados frente a la problemática y, aun así, para salir ilesos, nunca se convierten repentinamente en adultos, resuelven las dificultades de forma infantil e inocente.

Particularmente hay una situación que se mantiene durante todo The Goonies, y muy acertada: una conversación unilateral entre Mikey y «El tuerto» Billy, pirata dueño del tesoro. Maiky habla constantemente con él, quien lógicamente está muerto. Siente que el pirata dejó todo eso allí para desafiarlo, para ponerlo a prueba. De ahí nace otro de los motivos por los que Maiky quiere llegar a encontrar el barco con el tesoro.

Si bien Richar Donner es el director de The Goonies, la misma tiene evidentes «toques» de su escritor: Steven Spielberg. Particularmente, donde encontré esa personalidad spielbergiana, fue en el tercer acto. La construcción del desenlace, desde su resolución hasta su musicalización (¡sobre todo la musicalización!) entregan una epicidad digna y característica del director de Encuentros cercanos del tercer tipo e Indiana Jones, entre otras. La música de la batalla final entre Los Goonies y los Fratelli (el otro bando buscador del tesoro) me hizo viajar, instantáneamente, a Jurassic Park, no solo por la apariencia sonora de la música en sí, sino por el manejo de la misma: cuando aparece, cuando aumenta su volumen y cuando y cómo explota en los momentos de heroísmo.

Este 7 de junio se cumplen 37 años del estreno de The Goonies. Una historia de aventura para grandes y chicos, una búsqueda del tesoro para preservar la amistad y una película de culto que pasará a la posteridad por su pureza, franqueza e increíble espíritu.

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