
El gran final de la tercera temporada llegó a MAX
La tercera temporada de la creación de Mike White se sitúa en la sede del país asiático de la cadena de hoteles. El elenco coral tendrá una experiencia espiritual, donde las consecuencias serán feroces.

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Por Ignacio Pedraza
Tras dos temporadas, The White Lotus (2021) se ubicó rápidamente entre las series antológicas más destacadas en la actualidad: la creación de Mike White supo, con mucho humor negro y simbolismo, retratar las miserias, pecados y ambiciones humanas en un formato entretenido, sobrio y que permite el análisis y la discusión sobre lo observado.
El que encapsula esa especie de estudio sobre el comportamiento humano es el elegante resort que cuenta con sedes en varias partes del globo. La primera temporada lo vimos en Hawái, la segunda temporada en Italia y el ahora reciente estreno de HBO sucede en Tailandia, con un elenco coral nuevo a excepción de Belinda (Natasha Rothwell) y Greg (Jon Gries), quienes son los que mantienen el hilo argumental de la historia de cuatro años atrás.
Para esta ocasión, los ocho episodios se centran en la pareja de Chelsea (Aimee Lou Wood) y Rick (Walton Goggins); la triada de amigas compuesta por Laurie (Carrie Coon), Kate (Leslie Bibb) y Jaclyn (Michelle Monaghan); y la familia Ratliff que encomienda el patriarca Tim (Jason Isaacs). A esto se suma, como es habitual en la creación de White, vertientes autóctonos que se hacen presentes a través de Gaitok (Tayme Thapthimtong) y Mook (Lalisa Manobal), en una especie de otro lado de la vidriera, en el mismo caso de estudio, al lujo y superficialidad.
Si hay que buscarle un rasgo diferencial a la reciente temporada, resulta la espiritualidad como temática que logra destacarse y distanciarse a sus trece episodios anteriores. Si bien el punto geográfico en el que se ubica puede prestarse a ello, la serie no cae en estereotipos ni lo hace de manera forzada –uno hasta podría relacionarlo y distanciarlo de la secuela de The Hangover (2011), donde la capital tailandesa solo era excusa para alejarse de tierras estadounidenses- y que su creador –director y guionista también, en un trabajo totalizante- sabe apreciar la idiosincrasia asiática para fortalecer el aspecto intimista –lo técnico también sobresale, donde los atardeceres de la fotografía y la mística musicalización combinan a la perfección- y explorar aún más las características de sus personajes; ya sea de manera directa como pueden ser las intenciones de Piper (Sarah Catherine Hook) o un procedimiento más reticente como es el personaje de Isaacs o los jóvenes Saxton (Patrick Schwarzenegger) o Lochlan (Sam Nivola).
Claro que el sendero que nos propone White no es solamente un camino de autoayuda, como si fuera Julia Roberts en la adaptación a la novela de Elizabeth Gilbert, si no que aquellos que conocemos la invitación al lujoso hotel –también puede adentrarse sin conocimiento previo, una posibilidad de esta antología- cuenta con consecuencias fatales y el destino de cada uno de ellos puede apostarse –la escena inicial que incluye a Zion (Nicholas Duvernay), al igual que sus estrenos anteriores, es premonitoria-. En este caso, las intenciones parecen ser más claras en el aspecto violento –el personaje de Goggins y sus objetivos son evidentes- y quizá se vuelva la temporada más cruda.
En este sentido, la hora y media de duración para el epílogo tiene su justificación: el recorrido a lo largo de sus siete episodios mantiene expectante al público sobre cada uno de sus personajes, donde esa construcción permite generarnos dispares sentimientos a cada uno de ellos –seguramente Lou Wood gane el cariño total- y el cierre es, algo que también preveíamos, totalmente sátiro y despiadado; pero sin olvidar algún que otro aspecto esperanzador para parte del reparto.
Aquellos que no entraron cuatro años atrás en el código ofrecido por la serie tampoco lo hará en esta ocasión. Mike White vuelve a demostrar una nueva historia que cuenta con las características propias que son marca registrada del loto blanco pero a la vez llevándola a un terreno aún más áspero, ofreciendo detalles novedosos que vuelven a posicionarla entre lo más destacado de la pantalla chica.
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