Un blanco que se preocupa
El periodista Lee Raybon investiga la sospechosa muerte de Dale Washberg, hermano del candidato de gobernador de Tulsa. De mente entusiasta e idealista, el protagonista no sabrá en el espiral de secretos y violencia que está a punto de embarcarse.

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Por Ignacio Pedraza
Dale Washberg (Tim Blake Nelson) escribe un encriptado mensaje y lo deja entre las páginas de una novela de Jim Thompson. Ya con la cámara fuera de la habitación, se escucha un disparo y la sangre del escritor ensucia la ventana. Al día posterior la ciudad de Tulsa se encuentra revolucionada por el suicidio del hermano de Donald Washberg (Kyle MacLachlan), favorito para quedarse con el rol de gobernador, pero el fisgoneo del periodista Lee Raybon (Ethan Hawke) indica que aún hay mucho por investigar. El “honestirador” –como se autodefine- intentará desenmascarar todo este embrollo en Toda la verdad (The Lowdown, 2025), la nueva serie de Disney+.
Los conflictos e intereses políticos y sociales serán el plato fuerte del thriller de Sterlin Harjo –un especialista principalmente en la temática de pueblos originarios, y aquí no es la excepción-, guionista y director junto a Macon Blair y Danis Goulet, que pondrá el foco en la indagación de su protagonista; un periodista y librero de la ciudad a la que la suerte parece serle adversa, con sus propios conflictos económicos y familiares. Sin embargo, idealista e íntegro en sus convicciones de igualdad y justicia –varios de los otros personajes lo definirán como “un blanco que se preocupa demasiado”-, irá hasta el fondo con su trabajo y lo pondrá en situaciones de mucho riesgo.
La historia de ocho episodios se inserta en el policial negro junto a componentes de neo-western y una tonalidad cómica que por momentos le dan chanza y cierto escarnio a una trama conflictiva, que se personifica en el propio Lee –la comparación con la desventura LaRoy Texas (2023) es más que válido-. A la vez, el protagonista se rodea de personajes caracterizados de manera marcada que se posicionan entre los dos polos opuestos que ofrece la serie, tanto en su comicidad como en el aspecto más sobrio, donde la química más fuerte es la del actor con Francis (Ryan Kiera Armstrong), en una reciprocidad propia del Holland March (Ryan Gosling) con Holly (Angourice Rice) de Dos tipos peligrosos (The Nice Guys, 2016).
Amén a la simpática –y compleja- relación de padre e hija, otras figuras del reparto logran complementar el estilo impregnado por parte de Harjo y compañía: allí logran sobresalir Marty (Keith David), Betty Jo (Jeanne Tripplehorn) y el propio Donald. Sus directores tienen el doble desafío de mantener latente el suspenso que genera el asunto –que logra nutrirse durante todo su visionado, a pesar de que a fin de cuentas no es un gran rompecabezas- a través de las investigaciones y aventuras de su protagonista, como del desarrollo del propio personaje principal, sujeto a situaciones de diferentes índoles –cuando irrumpe Wendell (Peter Dinklage), las escenas pasan de risa al llanto de manera notoria- que en algunos casos aportan al misterio y en otras son meramente circunstanciales que profundizan en sus peculiaridades.
Con el espíritu de Raoul Dake en uno de los mejores actores de la actualidad como es Hawke –este proyecto es un ejemplo más de toda su versatilidad- y ciertas semejanzas a obras de los hermanos Coen, Toda la verdad logra sobresalir con una historia no del todo novedosa pero sí bien llevada por su guionista, por la árida fotografía de Mark Schwartzbard, Chris Norr y Adam Stone y el estilo particular que permite disfrutarla de un tirón. Y también por Ethan, siempre hay que destacar al bueno de Ethan.
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