4 de febrero de 2025
Un lugar en silencio día uno

Así empezó el silencio

En el medio del caos, dos extraños se acompañan en completo silencio para no perecer frente a la amenaza que los rodea.


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Por Lucas Soto

Desde su primera película, John Krasinski deja en claro el foco narrativo de su obra: la transformación de los personajes frente a un entorno hostil, aunque las verdaderas barreras a derribar no son las externas, sino las que se construyen alrededor de sus pares. Un dolor interno, silencioso y cansino, que crece día a día.

En su segunda parte, Krasinski no tiene mejor idea que continuar, desde el final de la primera entrega, la travesía del grupo familiar, aunque en su caminar se detecta una balanza en desequilibro constante. Los personajes cuentan con nuevos artilugios para enfrentar las fuerzas malignas que los rodean, pero dentro suyo hay un duelo pausado que necesita explotar en un llanto catártico.

Perpetuamente, los personajes de Un lugar en silencio batallan una guerra interna por acallar su angustia y postergar la reconciliación con su ira reprimida. Ya en la precuela, y bajo el manto de Michael Sarnoski (Pig, 2021), estos tópicos evolucionan para mostrar la falta de otredad de los protagonistas de cara a lo que resta de la humanidad.


Frente a un presente desesperanzador, en donde los días no hacen más que acrecentar su dolor tanto emocional cómo físico, Samira (Lupita Nyong’o) no dimensiona que el mundo a su alrededor está próximo a derrumbarse. Por un lado, no logra entablar un sentido de pertenencia hacia ese contexto y, por el otro, la procrastinación por intentar resolver su propio pesar cancela todo recuerdo del pasado, tiempo en el que la expresión artística era su motor vital.

Tras el encuentro forzoso con Eric (Joseph Quinn), Samira inicia el verdadero viaje hacia la reconstrucción de su interior, en el cuál comprenderá su posicionamiento frente al nuevo entorno y cómo este lo fuerza a resolver su presente para que prevalezca el pasado. Ya que allí es donde reside el germen del dolor principal.

Intentar dar con un relámpago que tapen sus gritos o toparse con esa pizzería que refleja los vestigios de tiempos que fueron mejores, la travesía de los nuevos protagonistas refleja aquel foco inicial que supo demostrar Krasinski en el inicio de la saga. Un lugar en silencio: día uno reafirma el poderío narrativo alejándose de la espectacularidad de la invasión alienígena, y del caos generado por esta, para así evidenciar que la ausencia de ruido es, más que una necesidad para subsistir, un símbolo de reconexión.


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