
La película conquistó a la crítica y al público
Un ex miembro de un grupo revolucionario buscará ayuda de otros revolucionarios para enfrentar a un viejo enemigo y encontrar a su hija desaparecida.

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Por Gastón Dufour
En Una batalla tras otra Paul Thomas Anderson confirma una vez más su capacidad para trabajar con el exceso sin perder el rumbo. La película se adentra en un territorio en el que la lógica cotidiana parece disolverse, y en el que las decisiones y los gestos de los personajes responden a un azar que, en la vida real, tantas veces gobierna. Sin embargo, lejos de dispersarse en el capricho, Anderson organiza esa falta de lógica en una historia que encuentra coherencia en su propio caos.
La historia sigue a Bob Ferguson (Leonardo DiCaprio), un exrevolucionario que eligió vivir aislado junto a su hija, intentando dejar atrás un pasado marcado por la confrontación política y personal. La reaparición de un enemigo del pasado y la desaparición de la joven lo obligan a regresar a un terreno plagado de violencia, humor negro y disputas de poder. El guion, inspirado libremente en la novela Vineland de Thomas Pynchon, no busca ofrecer certezas, sino mostrar cómo lo absurdo puede convertirse en un mapa reconocible de nuestro presente.
Uno de los mayores logros del director de Magnolia es sostener el equilibrio entre sátira, delirio y drama. La película dura 162 minutos, pero nunca se desmorona. Cada digresión, por más disparatada que parezca, se acomoda en una arquitectura invisible que sostiene al relato. Esa “columna vertebral” es la que le permite integrar secuencias de violencia grotesca, comentarios sociales irónicos y pasajes de introspección sin caer en la descomposición interna.
DiCaprio encuentra aquí un rol distinto a lo que acostumbra. Su Ferguson no es un héroe clásico ni un villano disfrazado: es un hombre atrapado por la memoria y por el sinsentido de las circunstancias. La interpretación oscila entre lo vulnerable y lo explosivo, y funciona como el punto de anclaje en un universo que bordea constantemente lo surreal. Junto a él, Sean Penn, Benicio del Toro, Regina Hall y Teyana Taylor componen personajes que enriquecen el paisaje humano de la película, aportando tensiones y giros inesperados.
El humor negro cumple un rol central. No está ahí solo para aligerar la trama, sino para señalar cómo lo absurdo y lo trágico se mezclan en la vida real. Anderson articula esa mezcla con inteligencia: nunca rompe la verosimilitud, incluso cuando lleva al extremo la parodia de ciertas dinámicas sociales y políticas.
En definitiva, Una batalla tras otra es un retrato del caos contemporáneo, donde la incoherencia del mundo se vuelve motor dramático. Lo que podría ser simple desorden se convierte en un relato que refleja con lucidez el desvarío de la época. Su director no teme estirar los límites del metraje, ni cargar su película de giros extraños, porque sabe que detrás de todo eso hay una estructura capaz de sostenerlo. El resultado es una obra que, aun en su delirio, mantiene la coherencia narrativa y confirma al director como un maestro en el arte de organizar el caos.
TÍTULO: Una batalla tras otra
TÍTULO ORIGINAL: One battle after another
DIRECCIÓN: Paul Thomas Anderson.
ELENCO: Leonardo DiCaprio, Sean Penn, Benicio Del Toro, Regina Hall, Teyana Taylor, Chase Infiniti.
ELENCO SECUNDARIO: Wood Harris, Alana Haim.
GUION: Paul Thomas Anderson.
GÉNERO: Thriller. Drama.
ORIGEN: Estados Unidos
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