8 de octubre de 2025
Platonic

En la amistad, los polos opuestos también se atraen

Los amigos Sylvia y Will siguen involucrándose en los temas del otro, y eso repercutirá en problemas por doquier para ellos y sus familias.


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Por Ignacio Pedraza

La fórmula Seth RogenRose Byrne ya tenía pergaminos comprobados en la pantalla grande, y la posibilidad de pasarlo al mundo de las series con todas las lógicas propias de la sitcom moderna parecía ser una propuesta más que interesante. Por ello, los showrunners Francesca Delbanco y Nicholas Stoller –este último había trabajado con la dupla de actores en la saga Neighbors– tomaron dicha posibilidad y llevaron adelante Platonic (2023), apuntando a una relación amistosa de cuarentones con idas y venidas.

Los primeros diez capítulos estrenados dos años atrás no ofrecían una idea muy original, pero aquellos que habían disfrutado del humor de los intérpretes y de la comedia más pasatista de sus creadores podían encontrarse con una propuesta más que correcta. A la vez, daba la sensación que con el correr de los episodios el tono se iba formando con más precisión, ya que si bien el proyecto de Apple TV+ tenía la noción una comedia dentro de los parámetros
esperados, servía algunos puntos que lograban distinguirla ante trabajos similares.

Dentro de lo habitual, algunas temáticas y sus tonos podían ser rasgos peculiares en la serie. La amistad de manera madura –sin lugar a segundas intenciones- y alternar entre la veracidad y el ridículo en las vivencias de compañeros de aventuras de gente de mediana edad lograban ser llamativas, ácidas e inteligentes en su tratamiento. El guion, de los creadores junto a Brittany Miller, Guy Endore-Kaiser, Andrew Gurland, Justin Nowell y Rob Weiner, tenía momentos muy aceitados que se evidencian principalmente en las interacciones entre Sylvia (Byrne) y Will (Rogen).

En esta segunda temporada todos sus atributos logran solidificarse y, aún mejor, la construcción que se fue armando para remarcar a sus personajes ya está erigida, por lo que el terreno parece fértil para seguir explorando a sus protagonistas y sus círculos. Ya sabemos lo que nos espera, por lo que el objetivo de la serie es experimentar lo consolidado en desarrollos disparatados.

Los vaivenes en la relación entre las dos figuras parecen una característica establecida, y los nuevos episodios se encargan de demostrar la complejidad de las relaciones; donde lo redundante en realidad es una marca al aspecto de los vínculos. Asimismo, esta segunda temporada abre el juego –y directamente pensado como consecuencia del lazo entre los dos principales- para que participen más personajes, con momentos destacados, como lo son Charlie (Luke Macfarlane) o Katie (Carla Gallo).

No parece fácil construir el absurdo de manera simple –y por momentos hasta de manera cool-, casi como si fuera un oxímoron: Platonic lo logra, a partir de la experiencia en el género de sus dos protagonistas y de un guion que construye en medida justa lo más básico –hay humor físico y exagerados- con lo más fino –gags que se mantienen durante pasajes o que se construyen paulatinamente-. Aún hay cuerda para darle a la especial relación entre estos dos adultos, que logran congeniar en el terreno de lo habitual y lo singular de una manera consonante y que la posiciona entre las propuestas más interesantes del género en la actualidad.


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