17 de mayo de 2024
Tenemos el mundo que nos merecemos








Por Walter Pulero 

La primera temporada de True Detective sorprendi?? a todos (cr??tica y espectadores) con su intrigante trama, el buen uso de la ambientaci??n y sus dos personajes con actuaciones que recordaremos por mucho tiempo. Los di??logos estaban magistralmente escritos y los saltos temporales nos llevaban a engancharnos de forma meritoria con la serie.  
La confirmaci??n de una segunda temporada con una trama y personajes totalmente nuevos (sin relaci??n con lo que ya hab??amos visto) llevar??a claramente a realizar conjeturas acerca de si estar??a a la altura de la anterior. Y a partir de lo que pudimos ver en los tres primeros episodios (gracias a la invitaci??n de HBO Latinoam??rica), podemos decir que no nos sorprendi?? habernos encontrado con algo totalmente distinto, e incluso que era inevitable que eso no ocurriera. De hecho Nic Pizzolatto (su creador) era consciente de ello a partir de lo que marc?? la incursi??n de esta serie en el 2014, y dispuesto a no repetirse, es que eligi?? por cambiar (y en algunas cuestiones de forma bastante dr??stica).

La historia en esta oportunidad nos lleva a la ficticia ciudad californiana de Vinci, donde entre las personas comunes conviven g??nsters y polic??as corruptos. Colin Farrell es Ray Velcoro, un agente que en el pasado entabl?? relaci??n con el g??nster Frank Semyon (Vince Vaughn) y que traen al presente. Por otro lado tenemos a Ani Bezzerides (Rachel McAdams), una detective abocada totalmente a su trabajo que intenta escapar de su familia. y por ??ltimo est?? Paul Woodrugh (Taylor Kitsch), polic??a de carretera al que un esc??ndalo lo lleva a ser suspendido moment??neamente. Ya en el primer cap??tulo podemos ver c??mo los tres polic??as comienzan a cruzarse a partir de un asesinato que los obliga a trabajar juntos, que mucho tiene que ver con Semyon. ???No soy un buen escritor. Soy alguien que solo puede escribir de hombres, de hombres retorcidos. Y eso es todo???, admiti?? a la prensa hace poco Pizzolatto. Y ya desde el primer episodio damos cuenta de la veracidad de su declaraci??n.

Podemos comenzar comentando lo m??s obvio: esta temporada cuenta con m??s protagonistas a quien prestarles atenci??n y cada uno nos mostrar?? su historia personal, a quien debemos seguir de cerca. Al principio puede resultar un tanto enredado pero ya desde el primer episodio podemos conocer a estos individuos. Pero a??n con esta notable diferencia, los personajes no dejan de ser oscuros como los personificados por Matthew McConaughey y Woody Harrelson: connotan violencia y pasados traum??ticos que nos llevan a plantearnos por cu??les cuestiones habr??n pasado hasta llegar a lo que son hoy. Ray Velcoro (Colin Farrell) a priori es el m??s atormentado de todos, un polic??a corrupto y divorciado con una fuerte violencia interna. Es el m??s parecido al Rust de McConaughey. Que el protagonismo en esta oportunidad tenga que ser dividido en cuatro, seguramente llevar?? a redoblar los esfuerzos por parte de su creador para dotar a cada uno de su propia identidad.
Otra diferencia concreta son los di??logos entre los personajes, donde ya no encontramos dentro de la historia esas conversaciones filos??ficas a las que nos acostumbr?? Pizzolatto en la primera temporada. 
Por ??ltimo tenemos ahora una serie mucho m??s directa, sin saltos temporales bruscos. Se contin??a una historia lineal con una trama cl??sica, lo que podr??a decirse m??s cerca de la tierra y del p??blico mayoritario.
Y en cuanto a las similitudes, la ambientaci??n contin??a siendo oscura. Ya no tenemos los pantanos y el contexto rural de los campos de Luisiana, pero s?? a Vinci (imaginada para esta temporada), una ciudad sumamente fr??a e industrializada, donde la corrupci??n circula por autopistas inundadas de autos al costado del humo de las f??bricas. 
Y no podemos dejar de lado al soundtrack que acompa??a, haciendo sonar los acordes dentro de la historia en los momentos exactos. Es verdad que la canci??n de cr??ditos iniciales de la primera temporada est?? grabada en nuestras cabezas y cuesta olvid??rsela, pero el cambio no es decepcionante: pasamos de Far from any road de The Handsome Family a la elegancia de Nevermind de Leonard Cohen. Y dentro de los episodios podremos escuchar a Lera Lynn en algunas escenas interpretando «The Only Thing Worth Fighting For» (ya hablamos de ella ac??), donde nos da lugar a interpretar las sensaciones de los personajes. 

Habiendo visto tres episodios, podemos concluir en que la serie contin??a con la vara muy alta en cuanto a la calidad que nos ofrece. De eso no hay dudas: avanza con la misma dedicaci??n que la primera temporada. Luego en base al gusto de cada uno podremos decir si nos gusta en menor o mayor medida. Las comparaciones suelen ser odiosas, pero ni siquiera una serie de excelencia como True Detective est?? exenta de ello.

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