
Perdiendo el control
Seis relatos que alternan la intriga, la comedia y la violencia. Sus personajes se verán empujados hacia el abismo y hacia el innegable placer de perder el control al cruzar la delgada línea que separa la civilización de la barbarie.

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Por Theo Cesari Rives
El 21 de agosto de 2014 estrenó Relatos Salvajes, su paso por las salas fue algo sin precedentes y confirmó lo que todos sabíamos: Damián Szifron es un genio y este film es un fenómeno cultural. Diez años después, vuelve a salas para cautivar a quienes aún no la habían visto (que por cierto los envidio a más no poder) como también a quienes gusten repetir la experiencia de ver esta obra maestra en pantalla grande.
Conocida como “la película más taquillera de la historia nacional”, Relatos Salvajes conquistó a la crítica internacional, con ovaciones en Cannes, coronándose con la nominación al Premio Oscar como mejor película extranjera en 2015. Además, fue galardonada con ocho Premios Platino, diez Premios Sur a nivel nacional, el Premio Bafta –como mejor película no inglesa– y el Premio Goya –como mejor película Iberoamericana–, entre varios reconocimientos cosechados.
A mi parecer estos seis relatos son una descarnada venganza contra lo que conocemos como sistema, es exponer falencias y llevar al máximo aquello que alguna vez fantaseamos con hacer, explorando las más profundas pulsiones del ser humano. El enorme talento narrativo de Szifron nos lleva de la angustia a la risa y nos muestra sin tapujos una realidad que a menudo ignoramos o asimilamos como normal, el capitalismo como enemigo fantasma que corrompe a la sociedad y termina triunfando por sobre los hombres que ceden frente a su presión.
Cada relato pone bajo la lupa una situación en la que, por una razón o por otra, estos personajes no pueden dejar atrás aquello que los pudre por dentro. “Bombita” y la burocracia, “El casamiento” y el engaño, el relato de la ruta y el odio de clases. Este último lo expone clarísimo, ninguno de los dos protagonistas puede cruzar el puente en ningún momento ya que no se permiten abandonar su resentimiento hacia el otro y esto es llevado magistralmente a cabo por el director.
El poder real opera por detrás y ellos sucumben ante tentaciones que creen propias. Su reestreno en salas es una gran oportunidad para que, en estos tiempos, volvamos a cuestionar el individualismo en el que estamos sumergidos, encontrarnos con esa parte salvaje que creemos ajena, comprender que el enemigo no es quien tenemos al lado sino algo invisible que nunca podremos terminar de comprender pero bien sabemos que es.
Con un elenco enorme y fantástico, cada corto es llevado adelante de una manera fascinante. Distintos tonos de oscuridad, un humor negro espectacular y un ritmo que no permite que te salgas ni un segundo de lo que se está contando.
Salí del cine emocionado, esto es arte nacional y hay que defenderlo. Me parece muy importante llenar nuevamente las salas, seguir apostando por lo nuestro y ser conscientes de que podemos crear maravillas como estas; que hacer arte no es algo de “gente con poder”, sino algo que nos sirve para retratar nuestras realidades y, de estar apoyados por un sistema que fortalezca la cultura, se puede llegar lejos: nuestra industria es enorme, no dejemos que nadie nos haga creer lo contrario.
TÍTULO ORIGINAL: Relatos salvajes
DIRECCIÓN: Damián Szifron.
ELENCO: Ricardo Darín, Erica Rivas, Oscar Martínez, Leonardo Sbaraglia, Darío Grandinetti, Rita Cortese, Julieta Zylberberg.
GUION: Damián Szifron.
FOTOGRAFÍA: Javier Juliá.
MÚSICA: Gustavo Santaolalla.
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