27 de junio de 2025
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La historia de la gloria

Sigue a Sonny Hayes, un piloto de Fórmula 1 retirado que regresa a la competición para ser mentor de un joven prodigio en un equipo en problemas. La trama explora el mundo de la Fórmula 1, con escenas filmadas durante los fines de semana de carreras reales, y muestra la intensa competencia dentro y fuera de la pista.


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Por Theo Cesari Rives

En un mundo donde todo parece ya haberse contado, hay una historia que siempre vuelve. La historia de la gloria, del ascenso desde la nada, del héroe que tropieza, cae y se levanta. No importa cuántas veces la hayamos visto: cuando un piloto acelera no solo contra sus rivales, sino contra sus propios miedos, nos agarramos al borde del asiento como si también estuviésemos intentando ganar la carrera.

Porque ahí, entre el humo de las gomas quemadas y el vértigo de quien arriesga todo por un segundo más de ventaja, late algo que nos excede: la lucha por ser alguien, por no quedarse atrás, por demostrar, aunque sea una vez, que se estuvo a la altura.

¿Y quién mejor para volver a contar esa historia que Joseph Kosinski? Las expectativas que genera cada nueva película suya son enormes, y con razón: en los últimos años se volvió uno de los nombres clave del entretenimiento global. Con la secuela de Top Gun y Twisters como prueba de su control del ritmo, del espectáculo y del drama, era lógico pensar que tarde o temprano volvería a la pista con toda su artillería hollywoodense. Kosinski entiende cómo funciona el mercado, pero sobre todo entiende algo más difícil: cómo hacer que un espectáculo se vuelva íntimo.

Fórmula 1: La película no es solo una superproducción. Es una reafirmación del mito del héroe. Ese relato que nos atraviesa desde siempre y que, por más versiones que tenga, sigue tocando una fibra esencial. Porque en cada carrera, en cada duelo al límite, lo que se juega no es solo una copa: es la posibilidad de redención, de volver del fracaso, de reconciliarse con lo que uno fue.

La historia sigue a Sonny Hayes (Brad Pitt), un expiloto que brilló en los años noventa, hasta que un accidente lo obligó a alejarse de la “máxima categoría”. Relegado a otras disciplinas, el tiempo parecía haberlo dejado atrás. Hasta que el dueño de un equipo de F1 (Javier Bardem) le propone volver. Pero no como estrella, sino como mentor del joven Joshua Pearce (Damson Idris), una promesa inquieta y desafiante, necesita alguien que le enseñe no solo a correr, sino a resistir.

La película está cargada de verdades, tanto humanas como deportivas. No se queda en la postal romántica del automovilismo a la que tantas veces nos acostumbró el cine. Es violenta, emotiva y, por momentos, brutal. Muestra sin filtros la otra cara de este universo: el desgaste físico, la presión empresarial, la exposición constante. La soledad de quien lo da todo frente a miles de personas que miran, pero no escuchan el temblor interior.

Nada de eso funcionaría sin un elenco a la altura. Brad Pitt compone a un Hayes crepuscular, lleno de heridas viejas pero con una dignidad que nunca se oxida. Damson Idris es pura tensión contenida: la mirada del que todavía no sabe si corre para ganar o para que lo vean. Y entre ellos, dos presencias notables: Kerry Condon, en el papel de la directora técnica del equipo, aporta inteligencia, sensibilidad y un liderazgo sereno que se impone incluso en el caos; y Tobias Menzies como Peter Banning, un miembro de la junta directiva del equipo cuya ambigüedad moral tensa los hilos de la historia con sutileza inquietante.

El film es una delicia técnica. La cámara se mete dentro de los autos como pocas veces se ha visto, con una banda sonora abrasiva que nos arrastra a cada curva, a cada frenada. Por momentos, uno siente que no está mirando una película, sino viviendo una carrera. Y aunque el argumento no se despega demasiado de ciertos lugares comunes del género, todo está tan bien ejecutado que se vuelve irrelevante. Es una historia que ya conocemos, sí, pero contada con verdad. Como en la vida: no siempre importa que algo sea nuevo, sino que sea sincero.

Si te gusta la Fórmula 1, F1 es una película imperdible, con cameos épicos y muchos guiños para fanáticos. Pero si no sabés nada del tema o apenas te estás acercando, acercate igual. No es excluyente: enseña, acompaña, contagia pasión. Yo, personalmente, empecé a ver las carreras hace poco, y esta película no hace más que confirmarme algo que ya intuía: la Fórmula 1 es el deporte más cinematográfico que existe, después del fútbol. Porque ahí, en ese instante donde todo puede salir bien o mal, lo que se juega no es solo la victoria. Sino el derecho a ser recordado.



TÍTULO ORIGINAL: F1
DIRECCIÓN: Joseph Kosinski.
ELENCO: Brad Pitt, Kerry Condon, Javier Bardem, Tobias Menzies, Damson Idris.
GÉNERO: Drama. Deportes. Acción.
ORIGEN: Estados Unidos.

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