23 de abril de 2024

Una oda a la diversidad

En el año 1975 se estrenaba en los cines del Reino Unido un musical tan bizarro como atrapador: The Rocky Horror Picture Show, dirigida por Jim Sharman, y su oescrito por Richard O’Brien (quien actuaría de Riff Raff) y Sharman.


Por Lucía Legass

¿Quién no se interesaría al ver un joven Tim Curry completamente en drag, con enormes tacones de 10 cm, corset y un tatuaje de “Mom” en su brazo, cantando canciones tituladas como «Sweet Transvestite»?

The Rocky Horror Picture Show era una caja de pandora en búsqueda de ser abierta ante el público más sereno: dos enormes figuras como Curry y Susan Sarandon, un elenco compuesto por un transexual, un perfecto y rubio frankenstein, una pareja a punto de casarse, un motociclista zombie y aliens de la galaxia Transylvania. Desde distintos géneros como la comedia y la ciencia ficción, la historia se sumerge y abraza temáticas como la liberación sexual y el cuestionamiento de género con un pintoresco vestuario y un soundtrack original que tienta de seguir las instrucciones de baile, como en «Time Warp», una de sus más famosas canciones.

Porque The Rocky Horror Picture Show salió del profundo amor hacia el horror de bajo presupuesto y la ciencia ficción de Richard O’Brien, merecedora de dignos tributos propuestos por los fans de la película, compartiéndola con el espectador que puede tener al lado. Es una fiesta de expresión liberadora.

La película trascendió el fenómeno de los 70 convirtiéndose en un film que continúa proyectándose en cines de todo el mundo hasta el día de hoy. No obstante, tuvo su séquito de homenajes en capítulos especiales como Glee, That 70’s Show y fue parte de memorables películas como The Perks of Being a Wallflower, incluso obteniendo su remake moderna con The Rocky Horror Picture Show: Let’s Do the Time Warp Again en el año 2016.

Se prohibió su estreno (titulado Orgía de horror y locura) en cines argentinos durante la época pero siempre existe la oportunidad de encontrar alguna proyección o incluso una adaptación al teatro que viene haciéndose en todo el mundo: La última función en Buenos Aires fue a fines de agosto del 2017 en el Maipo.

Pero The Rocky Horror Picture Show no es solo una película para disfrutar durante 100 minutos y mover el pie al compás de la música; se propagó como un fenómeno cultural al involucrar la participación explícita del espectador que empezó en las funciones nocturnas de una Nueva York del siglo XX. Desde gritar ciertas frases icónicas, tirar papel higiénico y usar diario para protegerse de una lluvia imaginaria, The Rocky Horror convoca a una celebración de lo extraño en disfraces de cuero brillante y canciones reveladoras.

The Rocky Horror Picture Show vino para provocar alegremente y pertenecer como un ejemplo excepcional de film de culto, y ojalá lo siga haciendo durante muchos años más.


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