20 de abril de 2024

De madera fiel, que aguanta más de 80 años

Gepetto (Tom Hanks) fabrica un muñeco que tras su deseo cobra vida. Ahora, Pinocho deberá aprender a ser un niño de verdad rodeado de todo tipo de personajes. Nueva adaptación de la clásica novela a cargo de Robert Zemeckis.


Por Ignacio Pedraza

Una de las últimas políticas de Disney fue la adaptación de sus clásicos animados en el plano del live-action, que si bien tuvo resultados dispares, ninguno logró conmover en amplitud al público. Entre las opciones de la empresa estaba Pinocho (Pinocchio, 2022) que no podía quedar afuera, y estrenaría exclusivamente en su flamante plataforma, Disney+.

De la mano de Robert Zemeckis, la impronta aventurera que el realizador ha hecho en el pasado podía darle una nueva impronta a la historia creada por Carlo Collodi, y que si bien contaba con innumerables adaptaciones en distintos formatos, llevaba como emblema la versión en dibujos de la propia empresa del ratón de 1940. Sin embargo, la originalidad brilla por su ausencia.

Pinocho parece copiar la narrativa a la de hace más de ochenta años y no ofrece ningún aspecto novedoso. Amén a esto, cabe destacar que tal vez la modernidad de los efectos –punto a favor entre tanto debate sobre los últimos proyectos- puede acercar a una nueva generación que nunca vio nada o apenas conoce sobre este personaje. Por el contrario, quienes vieron la obra anterior no encontrará ninguna diferencia y repasarán las secuencias de los hechos con total naturalidad sin sorpresas.

Uno de los puntos esperados era el papel que ofrecía Tom Hanks como el emblemático relojero y creador del protagonista, y si bien su gran trabajo nunca defrauda, tampoco estamos ante un rol inolvidable del artista, que dejó lejos a su interpretación como el infame Coronel Parker que personificó este año y se acerca al purista Fred Rogers en Un buen día en el vecindario (A Beautiful Day in the Neighborhood, 2019). Junto al resto del reparto sucede lo mismo, ya que logran presentar sólidos trabajos pero ninguno que subraye el mismo, aunque mantengan el espíritu de sus personajes, más allá de la caracterización que deja irreconocible a Luke Evans como El cochero. Por otra parte, la hada interpretada por Cynthia Erivo no tiene tanto peso y es complementada por otras figuras.

Lo mismo sucede con las secuencias a las que se enfrenta nuestro joven proveniente del pino, que por momentos es un calco a lo visto anteriormente y por otros instantes los sucesos parecen ocurrir de manera más accidentales que causales, a diferencia de la historia animada, y sin las consecuencias a las acciones cometidas –ni hablar de lo lejos que quedó de la obra original, pero que eso ya era esperado-. Las escenas musicales tampoco logran destacar, donde se incluye la sobresaliente «When you Wish upon a Star», tema icónico del largometraje y de la compañía.

La nueva propuesta de Disney+ se coloca entre los otros proyectos que copiaron y pegaron las adaptaciones antecesoras y solo buscaron un refresco más moderno audiovisualmente que en cuestiones de la trama, a diferencia de El libro de la selva (The Jungle Book, 2016) o Mulan (2020), que más allá de cuestiones de gusto, buscaron una impronta distinta a la vista ahora en Pinocho. Como parece inevitable compararlas, habrá que esperar la versión de Guillermo del Toro que llegará en diciembre a Netflix.

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