Mi nombre es Kamala Khan y estás viendo Disney Channel
La adolescente Kamala Khan, fanática de Carol Danvers, siente que debe ser alguien más especial en la ciudad de Jersey City. Sin embargo, ante el encuentro con un enigmático brazalete, sus deseos pueden hacerse realidad.
Por Ignacio Pedraza
Algunos podrán poner el grito en el cielo por las humoradas constantes en los diferentes proyectos de Marvel en el último tiempo, con personajes con arraigos más dramático fueron llevados a las situaciones más hilarantes posibles. Sin embargo, en la última serie del UCM estamos ante una producción que se posiciona desde un inicio como tal y no desentona.
El caso de Ms. Marvel (2022) es distinto al del grupo anteriormente nombrado, ya que cuenta –en materia animada- con un fuerte impulso por parte de la editorial y de la propia empresa del ratón como una figura femenina importante para las y los más jóvenes, en aventuras más inocentes y compartiendo pantalla con, por ejemplo, Spider-Man. Por eso mismo, su arribo en el plano del live-action no debería sorprendernos por su narrativa más infantil y que en este caso el sentido humorístico sea una característica más marcada.
La trama es propia de un coming of age sin el tinte dramático, y con propias características de proyectos que tienen al protagonista atravesando la adolescencia. Las problemáticas de la protagonista nos hace compararla con Red (Turning Red, 2022). En este caso, como punto a favor, la serie de Bisha K. Ali se destaca desde un inicio con el formato para la presentación de sus personajes y situaciones con una impronta visual funcional a lo que apunta ya que se narra de manera frenética y visualmente colorida.
Sin embargo, tras un primer capítulo repleto de ese recurso, la serie se va volviendo más genérica y respondiendo a una producción más en tono al resto de las series de la plataforma, relacionado principalmente con la complejidad de la trama. A esto se le suma la necesaria contextualización de Khan y sus orígenes familiares en Pakistán, donde nos invaden con la musicalización y las tomas de tanto de Karachi como de las tradiciones familiares en un intento por ampliar el mapa cultural y social del UCM tanto desde la búsqueda de los mercados como el conocimiento de otras etnias.
Si bien la historia de origen está fielmente presentada y es uno de los más destacados en los últimos trabajos de la editorial donde se resalta la construcción de la joven con sus poderes, el talón de Aquiles por parte de Marvel vuelve a presentarse y en esta nueva ocasión se profundiza, ya que no encontramos un enemigo a la altura. Por momentos la historia parece dirigirse a ciertos personajes pero que sólo son destellos convirtiéndose en apenas opacos escollos para la heroína.
Dentro del reparto, el carisma de Iman Vellani es de lo más destacado para hacerse la dueña de la trama, donde se refleja el entusiasmo y cariño a dicho universo por parte de la joven. A ella la acompañan de manera funcional amigos y familiares, éstos últimos con roles paternales que es inevitable relacionarlo con la anteúltima película de Pixar, dirigida por Domee Shi.
El personaje forma parte de algo más grande que su propia serie, y a lo largo de los seis episodios se va edificando para darnos pistas que veremos en el futuro en la pantalla grande, finiquitando una incógnita escena post-créditos. A pesar de no posicionarse como una obra inolvidable, Ms. Marvel cuenta con su propia identidad donde se destaca su intencional tono ingenuo y la apertura a nuevas culturas y regiones de nuestro mundo, siendo la primera heroína musulmana.
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