16 de julio de 2025
fubar

Figurita repetida

Aún con reticencias a la misión lograda y con todos los secretos destapados, el equipo liderado por Luke debe volver a la acción para evitar un apagón nacional y a la vez lidiar con los recelos personales y las obligaciones profesionales.


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Por Ignacio Pedraza

Dos años atrás, Netflix nos regalaba la incursión de Arnold Schwarzenegger en la pantalla chica con una serie como FUBAR (2023) en la que no pretendía más de lo que era: una llana comedia de acción que posicionaba a su protagonista en lo que más sabe hacer. No había que buscar más, era un consumo ocurrente y totalmente superficial.

Pero la «N roja» junto al creador Nick Santora fueron más allá, como si no alcanzara ese visionado de ocho capítulos y esperanzados en que aquellos que se engancharon sigan las aventuras de Luke (Schwarzenegger) y compañía: con el equipo establecido, los agentes de la CIA –junto a acompañantes alejados al mundo del espionaje- deben esconderse por potenciales consecuencias a su misión cumplida en la temporada anterior. Sin embargo, la serie no es una sitcom donde homenajea a Full House (1987), sino que un nuevo peligro los pondrá nuevamente en la acción.

Para aquellos que esperaban ansiosos de nuevo al actor austríaco o que van nuevamente por otra historia del icónico actor y político, la nueva temporada no traiciona su raíz: no innova y repite la fórmula por la que se caracterizó en su arribo al servicio de streaming y su continuación en estilo es más que visible. Lo que la destacó se mantiene, y lo que no gustó también.

La química entre el protagonista y Monica Barbaro fue de lo más logrado en su primera temporada, y en el puñado de momentos que tienen en conjunto a lo largo de los nuevos ocho episodios se mantiene intacta. Claro que, a diferencia de lo visto anteriormente, dichas interacciones se ven tapadas por algo que no terminó de resaltar en el pasado y que acá no es la excepción, como es el espacio innecesario al resto del equipo que nunca parece llegar a interesar; entiéndase por los personajes de Barry (Milan Carter), Roo (Fortune Feimster) y Aldon (Travis Van Winkle); pero quien se lleva todo por perder es Donnie (Andy Buckley), ya que como alivio cómico termina por ser insufrible a excepción de cuando se relaciona con el otro desdichado Carter (Jay Baruchel) y forman una dupla mínimamente simpática.


En contrapartida, lo que nos impide disfrutar de las interacciones entre Luke y Emma (Barbaro) se equilibra con la gran incorporación de esta temporada como es Greta (Carrie-Anne Moss). La vieja amante del protagonista irrumpe y logra buenos momentos con Arnold, con la actriz canadiense poniéndose al hombro el estilo de la serie –no siempre habitual en la filmografía de Moss– y teniendo el arco argumental más interesante del reciente estreno.

Santora y equipo –con un listado amplio de directores y guionistas que vuelven a enrolarse- no ven a FUBAR como algo esporádico –aunque su consumo sí lo sea- y cruza los dedos para seguir con la historia de Luke con giros de trama que intenta no decaer el lineal argumento y que apunta por seguir enriqueciendo a sus –planos- personajes. Tanto en la pantalla como para aquellos que se sientan en el sillón a verla, la fórmula no varía a la de dos años atrás, aunque ya sin el efecto sorpresa y esperando lo que se viene, los sentimientos no son tan agraciados.


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