5 de mayo de 2024

Otra bala perdida para el servicio de streaming en el espionaje

La agente Rachel Stone no se especializa en el trabajo de campo, o eso hace suponer. Cuando su agencia y la seguridad del mundo están en peligro y todo puede quedar al descubierto, la protagonista deberá estar lista para la acción.


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Por Ignacio Pedraza

Mientras Ethan Hunt volvía a las andanzas y junto a su equipo necesitaba encontrar las dos llaves que lo llevaran al Sebastopol, Netflix y Skydance no querían perder la posibilidad de mantener efervescencia y estrenaron Agente Stone (Heart of Stone, 2023), la nueva película de acción del servicio de streaming protagonizada por Gal Gadot.

Los Alpes son el frígido escenario para mostrar a Stone y equipo del servicio de inteligencia británico en pleno trabajo para lograr dar con un malicioso Mulvaney (Enzo Cilenti), y si bien los planes no se ejecutan de la mejor manera, logramos entender que nuestra heroína no es sólo un “agente de la silla”. Ahora, con el orden mundial en jaque y con varias manos disputándose el poder de “Corazón”, un gran servicio de inteligencia, la batalla no puede parar de escalonar.

La película de Tom Harper inevitablemente intenta insertar una nueva figura de acción como es el del personaje de la actriz israelí, a través de una trama basada en escenas elaboradas y de riesgo propias de la productora creada por David Ellison, pero que no dejan de ser genéricas y olvidables, a diferencia de otras sagas que lograron su identidad. Junto al guion de Greg Rucka y Allison Schroeder, la historia maneja algunos giros que rápidamente son revelados y pierden el intento de ofrecer algo distinto, para directamente basarse en el terreno de la disputa.

Viajes por varias partes del mundo, personajes secundarios que siempre cuentan con latiguillos para rematar sus diálogos y mantener el status quo son vertientes decantadas de la producción a cargo de la «N roja» y de la empresa que nos trajo este año una obra holgadamente superior como fue la dirigida por Christopher McQuarrie; no solo por las acrobacias de Cruise que le daban veracidad a la acción –que comparativamente sale perdiendo- sino por el carisma del equipo y del ritmo narrativo; sumado al enfrentamiento por el control de la herramienta de inteligencia artificial donde en su problematización evidencian el tratamiento de cada uno de los largometrajes.


Cabe destacar que no puede criticarse con dureza los efectos especiales ni las acrobacias en el trabajo de Harper, más allá del apoyo incesante en lo digital; por lo que el foco está más posicionado sobre la construcción de los personajes, las vueltas de tuerca como único recurso que intenta ser diferencial y que el resto es genérico, donde sus dos horas de duración se sienten. Apenas una mínima acentuación logra el recorrido de Stone, donde se intenta evitar lo lineal y no es necesariamente impecable en su trabajo.

Los antecedentes de la actriz y Netflix no han sido positivos, ya sea la endeble Alerta roja (Red Notice, 2021) como de éste último en el género, con lumbrera de negligencia a través de El hombre gris (The Gray Man, 2022). Este nuevo proyecto corre por el mismo camino, volviéndose olvidable y con poco por destacar.


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