4 de mayo de 2024

Perseguimiento tatcheriano

La profesora Jean parece llevar bien su vida social, económica y sentimental. Sin embargo, el arribo de una nueva estudiante puede hacer tambalear todo por lo que la protagonista peleó.


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Por Ignacio Pedraza

Jean (Rosy McEwen) tiene preparada la cena y se echa al sillón para mirar un programa de citas por televisión. Noches posteriores, su pareja Viv (Kerrie Hayes) apaga el aparato durante el mismo programa, y expresa que es banal. “No todo es político”, contesta la primera. “Sí, todo lo es”, replica la segunda entendiendo que aquella emisión sólo entendía el amor de una manera: entre los sexos opuestos.

La postura de cada una de ellas indica las diferentes formas de vida que llevan adelante tanto los personajes de McEwen como el de Hayes, y en Blue Jean (2022) nos adentramos en lo vivido por la profesora de educación física, quien decide ocultar su homosexualidad en el ámbito laboral dentro de un contexto especial de la historia británica, donde se debatía sobre la sección 28, que implicaba que las autoridades no debían promocionar intencionadamente la homosexualidad.

El nuevo trabajo de Georgia Oakley trata una temática para nada novedosa con respecto a la homofobia, aunque algunos componentes logran destacarse en el género dramático. Uno de los aspectos interesantes abordados es el rol que cumple la protagonista, ya que sumado a la gran interpretación de la londinense, nos encontramos sobre los demonios internos de la docente y los dilemas que enfrenta entre su apariencia profesional y su verdadera identidad en lo social. En dicho dilema, las acciones que afronta no se ven edulcoradas ni es idealizada, sino que la llevan a puntos bajos y está sujeta a críticas y sentencias.

De la misma manera, el guion también creado por la realizadora aborda la coyuntura política –porque la pareja de la protagonista nos dejó en claro que todo lo es- y lo que representó la disputa sobre la enmienda, representado en los discursos mediáticos y sociales que observamos a lo largo de la más de hora y media de duración. La figura de Margaret Tatcher, donde nunca se visualiza, es una figura presente creado por el inconsciente colectivo y la importancia de la ministra y su partido a la hora de llevar adelante el deplorable artículo.


La diferenciación entre los dos caminos que afronta Jean se evidencia en la musicalización, a cargo de Chris Roe, donde tranquilamente se la puede dividir en el pop bailable de fines de los 80 representado en la vida bohemia y libre de Viv y sus compañeras; contra la melodía más tenue y propia del melodrama a los sucesos que arrostra la principal.

La narrativa de Oakley nunca cae en golpes bajos y logra diversos planos para un relato dinámico aunque espeso y que sus aspectos técnicos –principalmente el uso de la cámara y la paleta de colores- nos ambientan de manera veraz en 1988. El retrato sobre las vivencias de la figura principal es lo más fuerte de la misma y nos sumergimos en su perspectiva, más allá de un puñado de momentos nodales en el largometraje que enriquece la temática. En ellas, se destaca la interacción del personaje de McEwen con Lois (Lucy Hallday), siendo un personaje disidente en la misma.

Si bien no quedará en el recuerdo como uno de los proyectos inolvidables relacionados al subgénero LGTBIQ+, Blue Jean logra varios puntos importantes que la destacan y que el foco puesto en un personaje roto y la coyuntura política justifican los elogios del largometraje.



TÍTULO ORIGINAL: Blue jean
DIRECCIÓN: Georgia Oakley.
ELENCO: Rosy McEwen.
GÉNERO: Drama.
ORIGEN: Reino Unido.

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