Llega a los cines la ganadora animada de los Golden Globes
Un joven llamado Mahito tras perder a su madre se aventura en un mundo donde habitan vivos y muertos, un lugar fantástico donde la vida encuentra un nuevo comienzo. Un relato semi-autobiográfico en homenaje a la amistad, de la mente del maestro de la animación Hayao Miyazaki.
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Por Ignacio Pedraza
Como Steven Spielberg logró retratar su infancia a través del amor por el séptimo arte o Paolo Sorrentino expresó su crecimiento por medio de la significación de Diego Armando Maradona en Nápoles, el maestro Hayao Miyazaki volvió a la dirección para representar algunos aspectos de su vida a través de lo que más sabe hacer: su imaginación para la creación de universos fantásticos.
El niño y la garza (Kimitachi wa Do Ikiru Ka, 2023) refleja algunos fragmentos de la vida del reconocidísimo realizador –quien también escribió- pero desde la impronta propia de los Estudios Ghilbi. Inspirándose en fragmentos de la novela ¿Cómo vives? de Yoshino Genzaburo, es inevitable que dicho proyecto no cuenta con un componente emotivo; por la vuelta de Miyazaki tras su retiro y el retorno a la animación tradicional por parte del estudio nipón tras la experimentación 3D con Earwig y la bruja (Aya to Majo, 2020).
Hay rasgos distintivos a otros de sus trabajos ya desde el inicio, dado que la trama se sitúa en el terreno dramático con la pérdida de Hisako, madre del joven Mahito, en un incendio. Tras varios años y en plena época bélica, el protagonista se muda junto a su padre al campo para vivir con Natsuko, nueva pareja de Shoichi. Aún con el recuerdo del fuego creciendo, Mahito parece no encontrar su lugar en la nueva casa, hasta que una enigmática garza se le aparece con una propuesta tan interesante como capciosa.
Como si fuera una carta de declaración del director, varios segmentos del film nos recuerda a otros trabajos de su filmografía, pero no en cuestión de copia sino de marca que quería volver a reunir para su proyecto más representativo. Desde detalles como el grupo de señoras que trabajan en la casa que podrían juntarse con las abuelas del asilo de Ponyo y el secreto de la sirena (Gake no ue no Ponyo, 2008) hasta el afín entre los caminos del actual protagonista con el de la icónica Chihiro (2001); una gran muestra de todo lo que creó el genio.
Respecto al largometraje propiamente dicho, su inicio se sitúa desde un costado bien intimista sobre lo vivido y reflexivamente interna para Mahito, afrontando los cambios de hábito incluido. La historia se toma su tiempo hasta la exploración de lo fantástico, donde simboliza la construcción de lo interno a través de todos los artefactos propios del estudio, con simpáticos personajes que acompañan al joven, de ambiguos intereses y la grandilocuencia, que se observa en plenitud durante el viaje.
Los universos visitados por el protagonista traen consecuentemente lecturas y mensajes sobre la familia y el mundo, como así de las relaciones y las responsabilidades. A través de la travesía, el mensaje de su director es potente e inevitablemente vinculado tanto a la historia del propio Miyazaki como del estudio, representando una síntesis de lo pulcro entre la calidad de la animación y la capacidad de narrar historias.
TÍTULO: El niño y la garza
TITULO ORIGINAL: Kimitachi wa dô ikiru ka
TÍTULO ALTERNATIVO: The boy and the heron
DIRECCIÓN: Hayao Miyazaki.
GÉNERO: Fantasía. Aventuras. Animación.
ORIGEN: Japón.
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