El hombre de acción en lo que más sabe hacer
La nueva comedia de Netflix presenta las aventuras de Luke y Emma, agentes de la CIA quienes descubren su costado secreto y deben trabajar juntos para evitar una catástrofe nuclear.
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Por Ignacio Pedraza
Cuando termina una buena de tiros y persecuciones con el hombre de músculos austríacos, uno queda con ganas de más y encuentra en el querido y glorioso cable que el mismo protagonista está delante de una comedia de acción que permite seguir disfrutando.
Claro que, en estos tiempos, la programación no abunda como consumo obligatorio y quien manda es el algoritmo, donde etflix nos pone como primera opción a ese mismo actor tomando café mientras la taza –que afirma que es el mejor padre del mundo- se despedaza por los tiros de sus enemigos. Sí, Arnold Schwarzenegger protagoniza la nueva serie de la «N Roja» FUBAR (2023) donde abunda y abusa de todos los tópicos que caracterizan al artista –a excepción de su carrera política-.
El impecable agente Luke (Schwarzenegger) está a punto de retirarse, pero desde la agencia le piden cumplir con una misión más ya que uno de los involucrados estuvo entre sus antecedentes y puede lograr que cambie de opinión ante sus malévolos planes de vender armar nucleares. Pero entre viajes y subrepticios, descubre que su hija Emma (Mónica Bárbaro) es también agente encubierta de la CIA. ¡Vaya spoiler!
Entre los antecedentes de esposa y esposo con secretos de espías, o de vecinos que no son lo que aparentan, estamos ante un proyecto creado por Nick Santora que apunta a enriquecerse entre las idas y vueltas del progenitor y su descendiente, mientras lidian con las responsabilidades familiares y la de salvar el mundo, nada más ni nada menos. Con todo el cliché que arriesga dicha premisa, la primera sensación pasa por aceptar lo que uno podía intuir pero que justamente aprovecha lo que es: nunca intenta ser otra cosa.
Las misiones no tienen mucha complejidad, los personajes están inundados en superficialidades y estereotipos e intenta equilibrar entre la acción y comedia, con agentes de dudosa profesionalidad. El exgobernador de California se pone al hombro todas las situaciones, y su carisma es lo que lleva adelante la básica trama, donde su Luke Brunner parece tener su propia personalidad y no se encuentra en la superficie de meta lenguaje sobre el propio actor -más allá de su natural presencia- por lo que las nuevas generaciones no podrían percibir de la semejante figura del género que tenemos enfrente.
Dentro de este consumo insustancial, hay dos claves que hacen un poco de ruido: cuando el guion intenta darle más forma a las características de los secundarios, flaquea. Hay momentos para los personajes de Roo (Fortune Feimster), Aldon (Travis Van Winkle) y Barry (Milas Carter), entre varios, que no son del todo interesante y se sienten sobradas. En el segundo caso, los ocho capítulos y donde algunos rondan la hora de duración los vuelve un tanto extensos y permite la discusión si no se hubiera vuelto más enriquecedor a través de un largometraje, más allá del interés de ver al austríaco en la pantalla chica bajo un formato innovador en él.
Básicamente los dos puntos se sintetizan en una cuestión: el guion a cargo del creador, y que contó en la dirección con el propio Santora junto a Phil Abraham. Si bien desde la previa sabíamos respecto al libro que no iba a destacarse ni ser una ilustración, hay situaciones redundantes que hacen perder la ocurrencia.
Más allá de las flaquezas evidentes, el apagar un rato la cabeza para disfrutar del trabajo de Schwarzenegger no deja de ser un plan interesante, más allá de que lejos está de ser uno de los proyectos recordados del actor: se disfruta el verlo actualmente y donde parece estar encendido con la producción, que cierra con giros de trama llamativos y con la esperanza de seguir con dichas aventuras.
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