Joaquin Phoenix interpreta al emperador francés
LOS ORÍGENES DEL LÍDER MILITAR FRANCÉS Y SU RÁPIDO Y DESPIADADO ASCENSO A EMPERADOR. LA HISTORIA SE VE A TRAVÉS DE LA LENTE DE LA RELACIÓN ADICTIVA Y VOLÁTIL DE NAPOLEÓN BONAPARTE CON SU ESPOSA Y ÚNICO AMOR VERDADERO, JOSEFINA.
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Por Theo Cesari Rives
Ridley Scott volvió al ruedo con una película que, sinceramente, hubiera querido que me guste más. Recapitulando mi experiencia con el film a la hora de reseñarlo me di cuenta de que no es mucho más que una película sobre el emperador francés. Seguramente al leer esto me querrás preguntar: “¿Pero qué esperabas?”; algo más que batallas épicas y situaciones extraídas de Wikipedia. Obviamente el punto de hacer una película biográfica es retratar la vida de una figura histórica, con sus vértices y entramados. No es que Ridley no lo logre, al contrario, logra exponer (y hasta ridiculizar por momentos) a Napoleón, pero no profundiza; es tal cual me la hubiese imaginado aun sin verla y eso decepciona.
Iniciando el relato con la decapitación de Maria Antonieta, Ridley Scott nos lleva a través de la vida de Napoleón Bonaparte, su relación con Josephine (su primer esposa) y con Francia intentando hilar entre sí una metáfora sobre la fertilidad y de cómo le costó hacer pie en su país, ser reconocido y valorado; trascender.
Ver a Joaquin Phoenix interpretando este rol es muy interesante, ya que, más allá de su parecido físico, logra brindarnos otra efectiva muestra de su talento. Obviamente que busca la nominación al Óscar, pero a mi parecer queda corto; no así Vanessa Kirby que resalta como Josephine y podría ser una revelación en las nominaciones; siento que ambos funcionan muy bien juntos.
Haciendo foco en el guion, se puede decir que este comprende y sabe cómo demostrarnos su genio militar, su oportunismo y su obsesión por el destino, pero no hay que olvidarse que ignora por completo su igualmente importante obsesión por la ley, su genio político y su habilidad para gobernar. Parece haber una intención en la película de retratarlo como un niño con sus caprichos. Sí, era propenso a los berrinches, pero me sentí un poco estafado con algunas líneas ironizando sobre su comportamiento.
También lo es la falta total de escenas en las que realmente toma el control de los lugares que conquista. Aunque era general, siempre se había interesado por ejercer de manera justa el poder desde sus primeras campañas. Era famoso tanto como militar como legislador. Este y muchos otros detalles son completamente eliminados o relegados a un segundo plano, exponiendo tan solo los grandes combates (perfectamente ejecutados) combinándolos con la esencia de su relación con Josephine.
Siento que Ridley Scott intenta reducir la figura de Bonaparte a un caprichoso que fue a la guerra porque no estaba conforme con su vida y murió solo por eso. Si bien es una película super efectiva, en su intento por ironizar culmina siendo una película epopéyica sobre los lugares a los que puede llegar el hombre patetismo mediante. Que Napoleón sea un niño a merced de sus deseos es una decisión narrativa que queda corta al intentar retratar una figura tan interesante como lo es.
El film llega a buen puerto porque, como ya dije, es efectivo en lo que hace; entrelaza las batallas políticas con las personales y los demonios de la pasión de un hombre. Pero sin embargo, una película que dedicó casi tres horas a pura y meramente ridiculizarlo, me deja pensando sobre a dónde se apuntaba realmente.
Es una película enorme, con gran despliegue de recursos (el diseño de sonidos es brutal, más aún en cines) y una cantidad de detalles fantásticos. Recomiendo verla si no sabes demasiado sobre su vida o si querés adentrarte aún más en los diferentes claroscuros que lo rodearon; espero que no salgas con sabor a poco como me ocurrió a mí.
TÍTULO: Napoleón.
TÍTULO ORIGINAL: Napoleon.
DIRECCIÓN: Ridley Scott.
ELENCO: Joaquin Phoenix; Vanessa Kirby; Tahar Rahim; Ben Miles.
GÉNERO: Drama. Histórico.
ORIGEN: Estados Unidos.
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