25 de abril de 2024

Una precuela que transcurre 300 años antes de la original

Prey es una precuela de primera película de la saga y que transcurre 300 años antes, en el territorio Comanche norteamericano, cuando en 1719 una habilidosa guerrera comanche protege a su tribu de un depredador alienígena altamente evolucionado que caza humanos por deporte.


Por Agustín Boero

Haciéndole honor al personaje creado en el cine de los 80 bajo la dirección de John McTiernan en la que Arnold Schwarzenegger se enfrentaba a un depredador cuyo objetivo es solamente ser el líder de los cazadores entre todos los seres vivos, ahora la nueva entrega nos sitúa en la época de los comanches (nativos de Estados Unidos) y su contexto en donde los exploradores franceses comenzaban a expandirse, alrededor del 1700. Naru, la protagonista interpretada por Amber Midthunder (Hell or High Water, Ice Road) debe proteger a su comunidad de un enemigo desconocido pero con herramientas muy evolucionadas y distintas a las hachas, arcos y flechas que conoce para enfrentar a sus presas. Este visitante del espacio exterior es el enemigo más persistente que conocimos alguna vez. La película se estrenó para Latinoamérica en Star+.

Desde el inicio de la película podemos entender que más allá de la tenacidad de Naru, es además muy inteligente y perceptiva; ella puede comprender las situaciones, ventajas y desventajas de los animales que cazan con el grupo de su hermano Taabe. Esto le da una superioridad con el resto del grupo, sin embargo el hecho de ser la protegida de su hermano no de la oportunidad de demostrar sus habilidades y solo se desempeña en seguir huellas, rastrear y usar las medicinas para curar al resto del grupo.

Cuando percibe que un peligro mayor está amenazando el equilibrio y las formas del resto de los animales en la zona, decide investigar y adentrarse en el bosque. Ahí veremos una de las mejores escenas de la película, la pelea entre un oso grizzlie y la presentación del personaje del depredador, sencillamente excepcional y muy bien dirigida, no se siente realmente que ambos sean producción creada por CGI. No escatiman en mostrar y ser explícitos y menos con el uso de la sangre. Clave para el género del film.


Mientras avanza la trama se nos muestra cómo Naru aprende del depredador las herramientas que tiene, cómo se maneja y por qué caza incansablemente. Todo ese análisis le servirá para tener el enfrentamiento final donde las habilidades adquiridas, nuevas herramientas y un poco de suerte que el guión requiere para tener un final esperable, culmina con la victoriosa salida de la comanche.

La historia funciona muy bien y la película tiene el ritmo que necesita para mostrar un personaje que en esencia no es para nada verosímil, momentos de emotivos, cómicos, y mucha aventura y acción pero de forma muy real y seria en cómo se plantea. Muy distinto de la entrega anterior de Shane Black (The Predator, 2018) que tiene más humor y elementos cómicos que no llevan a nada. Además, el objeto de situar la historia hace cientos de anos, ayuda y juega con las maneras en que se podría salir vivo en un enfrentamiento así, contra el depredador del espacio exterior más persistente.

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