La despedida del DCEU
El flamante rey de Atlantis debe lidiar con las tareas reales junto a sus responsabilidades paternales, sin esperar que la vuelta de Black Manta lo pondrá contra las cuerdas y pactando con aliados desde los lugares menos pensados.
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Por Ignacio Pedraza
Era de esperar, pero ese día llegó: podríamos decir que el DCEU, el universo extendido de DC Comics que llegó en 2013 con Man of Steel, ya tiene su fecha de defunción confirmada a través del estreno del último proyecto que llega de arrastre como es Aquaman y el reino perdido (Aquaman and the Lost Kingdom, 2023).
La secuela de las aventuras de Arthur Curry (Jason Mamoa) nos presenta al héroe en plenas funciones reales, siendo el rey de Atlantis y con una familia formada con Mera (Amber Heard). Sin embargo, la venganza de Black Manta (Yahya Abdul-Mateen II) no se hace esperar y, obteniendo grandes poderes a través de un oscuro tridente, obligará al protagonista a recurrir a los servicios de nada más ni nada menos su hermano Orm (Patrick Wilson), cumpliendo condena por las acciones realizadas en la primera parte.
Partiendo desde esa simple sinopsis, que intenta tomar vuelo a partir de lógicas de la conformación del reino submarino y los peligros de aquel tridente negro, lo nuevo de James Wan –repite el realizador del film de 2018- apunta principalmente a las aventuras y el carisma de su figura estelar, donde poco importan las características propias del héroe.
Como se viene diciendo últimamente sobre aquellos proyectos del género que no son espantosos: entretiene pero olvidable. Es decir, el trabajo de DC se basa en diferentes sucesos continuos para no darle respiro a la trama que se potencia cuando logran interactuar Mamoa y Wilson, pasando por paisajes alejadísimos al acuático y que nos hace recordar por momentos a Pandora o el ingreso a Mordor, con efectos especiales irregulares.
A esto se suma la extraña musicalización de Rupert Gregson-Williams, donde el efecto ajetreo intenta ser funcional al factor aventurero y el costado humorístico del hombre de malla naranja, que quita la epopeya del asunto y choca con la solemnidad que ofrece su némesis, donde un especialista del suspenso como Wan apenas lo interpela y nunca logra convertir a David Keane a una amenaza más allá de lo que insinúa, volviendo a ser el chico de los mandados para exigencias más altas.
Cayendo en los lugares comunes más esperados, la relación de hermanos pasa a ser el alma del film, con la connotación de la familia de Curry presente en la trama pero sin caer en la cuestión “familia” de Toretto y los suyos. De hecho en la anterior producción de la editorial como fue Blue Beetle (2023), más allá de los estereotipos y desmesuras se notaba un sentido más marcado que en este último caso.
De manera olvidable se retira este intento de universo que nunca terminó de tomar vuelo; con James Gunn ya planificando lo que vendrá para esta vidriera de superhéroes y con la duda de la continuidad de Mamoa en el papel, posiblemente finiquitando con una historia que va por el entretenimiento y no mucho más.
TÍTULO: Aquaman y el reino perdido
TÍTULO ORIGINAL: Aquaman and the lost kingdom
TÍTULO ALTERNATIVO: Aquaman 2
DIRECCIÓN: James Wan.
ELENCO: Jason Momoa, Amber Heard, Ben Affleck.
ELENCO SECUNDARIO: Nicole Kidman, Yahya Abdul-Mateen II, Patrick Wilson, Pilou Asbæk.
GUION: David Leslie.
MÚSICA: Rupert Gregson-Williams.
GÉNERO: Fantasía. Comic. Aventuras. Acción.
ORIGEN: Estados Unidos.
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