2 de mayo de 2024

Escrita, dirigida y protagonizada por Dolores Fonzi

LA ÓPERA PRIMA DE DOLORES FONZI RETRATA LA ÍNTIMA RELACIÓN ENTRE MADRE E HIJO, MEDIADA POR AMIGOS Y FAMILIARES, REFLEJADA EN UNA AMISTAD PECULIAR.


Si te gusta lo que hacemos, podés colaborar con tu aporte.

Invitame un café en cafecito.app

Por Ignacio Pedraza

Blondi (Dolores Fonzi) no es madre, es Blondi; Mirko (Santiago Rovito) no es hijo, es Mirko; Pepa (Rita Cortese) no es abuela, es Pepa. Todos los personajes de Blondi (2023) no cuentan con roles familiares, sino que son seres que interactúan entre sí porque tan sólo los une la sangre. Claro que, entre los dos protagonistas, la unión no se da por decreto sino por elección.

La comedia dramática creada por la talentosa actriz despierta muchas emociones en el transcurso de su casi hora y media de duración, pero más allá de los diferentes niveles de interpelación que puede tener en el público se destacan en un primer momento los recursos narrativos y técnicos por los que afronta una temática que corre el riesgo de caer rápidamente en una meseta.

La relación madre-hijo se ha visto en incontables antecedentes, siendo de las tramas más vetustas en los orígenes de las producciones audiovisuales y escritas. Sin embargo, el cómo importa en estas ocasiones, y Fonzi lo supera con creces. Desde ya que presenta uno de los mejores papeles de su carrera, con un carisma que logra posicionarte inmediatamente en el universo que maneja su personaje. A la vez, y como elogio en su papel de realizadora, el resto de los acompañantes logran seguir la misma lógica, con papeles más acortados, como los de Cortese –brillante en sus intervenciones-, Carla Peterson o Leonardo Sbaraglia hasta el otro rol protagónico a cargo de Rovito, quien tiene grandes participaciones con su joven madre.

Hay pureza en la construcción narrativa de los sucesos y no hay una valoración de juicio a los personajes. Nadie intenta señalar con el dedo las actitudes de la madre, y si bien puede llamar la atención, nadie se horroriza por cómo se llevan los protagonistas. Es que ahí radica un punto alto del largometraje y, además de reflejar una situación que no se basa en enjuiciarlo o criticarlo, la riqueza pasa por cómo el guion de la directora y Laura Paredes decide embarcarse en otras vivencias de los personajes más allá de la premisa. ¿Blondi y Mirko tienen una relación especial? Claro que sí, y de ahí surge, donde intenta construir a partir de ello y no juzgarlo. La madre es una gran progenitora, poco ortodoxa, pero que no falla ni en sus deberes ni madurez; lo mismo sucede con el joven, quien se destaca en lo suyo y logra ser elogiado por sus trabajos con los dibujos. Ellos disfrutan, se hacen bien entre sí y no molestan a nadie.

La película presenta rasgos de road movie, de age of coming y hasta se da el lujo de jugar con el suspenso en una escena en particular. Todo lo que en estas líneas puede sonar caótico, en el proyecto producido por Fonzi y Santiago Mitre logra congeniar debido a la identidad que logra construir por su gran relato, evidente desde los primeros minutos y que nunca se aleja de lo que es. Asimismo se ve en los aspectos técnicos, con una paleta de colores heterogéneo pero bien encuadrado dependiendo de las situaciones y una gran musicalización a cargo de Pedro Osuna, con un estilo a la carga de los gustos de la protagonista y que deja para el final el guiño con una banda estadounidense -casi- homónima.

Con un relato llevadero y con mucha altura, logra sobresalir dentro del género y de las propuestas de este año, convirtiéndose en un más que satisfactorio debut de Fonzi en la silla de directora que se disfruta mucho en la pantalla grande, saliendo de la sala con una inevitable sonrisa en la cara.

Carpe diem, Blondi, carpe diem.


Si te gusta lo que hacemos, podés colaborar con tu aporte.

Invitame un café en cafecito.app

About Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial