3 de mayo de 2024

De Racer X a The Fast and the Furious: carreras, neón y familia

A más de un mes del estreno de la décima entrega de la saga, la historia de la familia que recaudó miles de millones de dólares desde hace más de 20 años cuenta con un sinfín de fanáticos que supieron acompañar a los protagonistas por diversas aventuras.


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Por Lucas Soto

Desde arrastrar una caja fuerte por las calles de Brasil a surfear por el espacio exterior encima de un Pontiac Fiero, la equipo de Dominic Toretto y compañía supo adelantarse a las necesidades de un público que, muchas veces, pedía a gritos la vuelta de aquella esencia original que le había dado identidad y, en un primer momento, los elogios de aquellos espectadores que se fanatizaron por dicha saga.

Aun así, una película tras otra, la meta de los productores era sencilla (aunque no de ejecutar): superarse entrega tras entrega, demostrando que la grandeza nace de pequeños comienzos. Es por eso que, este 22 de junio, no es solo significativo celebrar el vigesimosegundo aniversario de aquel humilde comienzo de Rápido y furioso, sino qué también lo es el entender cuáles fueron los primeros pasos de una producción que logró alimentarse de muchas otras producciones para poder conseguir su propia identidad.

La idea original que dio pie a la producción del film emerge de Kenneth Li, quien en 1998 escribe un artículo sobre carreras callejeras titulado “Racer X”. Dicho texto habla sobre cómo el fenómeno de los autos tuneados y las corridas ilegales que se daban en California llega a Nueva York luego del éxito logrado en el sur de la ciudad soleada. El artículo llega a los ojos de Universal, que no titubea en comprar los derechos del escrito para poder financiar la película.

De esta forma, la productora le hace entrega del artículo a Neal Moritz, productor que en ese entonces se encontraba trabajando con Rob Cohen en Sociedad secreta (The Skull, 2000), película coprotagonizada por Paul Walker. Por más que la idea inicial era que Moritz produjera y Cohen dirigiera, este segundo no se mostraba interesado en el proyecto, ya que no veía una historia coherente que narrar. No fue hasta que presenció una de las tantas carreras callejeras que se daban en el sur de California que dio el sí definitivo. Entre llantas quemadas y sirenas de policía, comprendió que el núcleo de la historia sería un policial.

Teniendo como idea principal la de un policía encubierto que se infiltra en un grupo de corredores ilegales, y contando ya con Walker para que interprete al protagonista, Moritz y Cohen ceden el control del guion a Gary Scott Thompson y Erik Bergquist, quienes traerían influencias de Donnie Brasco (1997) y Punto límite (Point Break, 1991) para estructurar la historia principal. De todas formas, no es hasta la llegada de David Ayer que las páginas del guion toman la versión final de la película que hoy conocemos. Ayer reescribió la historia, cambiando la locación original de Nueva York a Los Ángeles, lugar de origen real de dichas carreas, para así lograr una mayor credibilidad.

Lo que también contó con múltiples cambios fue el mismísimo título de la película, que paso por Racer X, nombre original del artículo, Race Wars, Street Wars hasta Red Line. No fue hasta que Moritz se topó con un documental de Roger Corman, uno de los productores cinematográficos más importantes del pasado milenio, que sus ojos encontraron el título definitivo: The Fast and the Furious, nombre de la película homónima de 1954.

Tal fue el impacto que generó en el productor y Universal que lograron patentar el nombre de dicho film, no así la historia, para la nueva película en desarrollo. Con un guion completo, y hasta con un protagonista decidido, tan solo falta hacerse del actor que daría vida a Dominic Toretto, el criminal al que Brian O´Conner debe de atrapar.


Universal le aclara a Moritz y Cohen que tendrían luz verde para iniciar el proyecto si elegían para el papel a Timothy Olyphant – que luego lo veríamos calvo como el Agente 47 en Hitman (2007) y como el sheriff Bullock en la serie Deadwood (2004-2006). Pero el actor ya había trabajado en el papel de un detective en una película de temática similar el año anterior, 60 segundos (Gone in 60 Seconds, 2000), protagonizada por Nicolas Cage y Angelina Jolie, por lo que estaba interesado en recorrer otros caminos.

Es así que la próxima candidatura cae en Vin Diesel, quien venía de interpretar al soldado Caparzo en Rescatando al soldado Ryan (Saving Private Ryan, 1998), poner la voz al Gigante de Hierro y de protagonizar Pitch Black (2000), película que lo pone en el foco de atención.

Una vez seleccionado, Diesel muestra desde el inicio compromiso con el film, exclamando que no se mostraba conforme con el guion. Es así que logra la oportunidad de sentarse junto con Ayer para reestructurar a Toretto, logrando un personaje que puede dejarte moribundo con una llave inglesa como también brindarte una parrillada en el fondo de su casa.

A las observaciones de los personajes plasmados en el papel se suma Michelle Rodríguez, interpretando a Letty, ya que en un inicio la novia de Toretto no sería más que el premio carnal de coprotagonista. Dándole más profundidad, el personaje logra un empoderamiento que trasciende entre tanta testosterona. La producción también tuvo que alarmar tanto a Rodríguez como a Jordana Brewster, quien trae a la vida a Mía, ya que ninguna de las dos contaba con carnet de conducir a la hora de quedar seleccionadas.

Con una preproducción completa, la película entra en producción en verano del 2000 con un presupuesto de 38 millones de dólares, convirtiéndose en una de las películas más baratas de Universal de ese año, comparadas con presupuestos como Jurassic Park III o La momia regresa, ambas del 2001. A pesar de que la productora tanque no interfirió con el rodaje, si había un constante contrarreloj en el set de filmación para completar las escenas.

A pesar de esto, al tener un presupuesto tan bajo, el realizador y los productores logran en contra medida una completa libertad de decisiones, como recurrir a la destrucción de 78 autos para enriquecer los efectos prácticos hasta pintar de colores oscuros las casas de los vecinos del barrio en donde se filmarían las escenas de las carreras para que los autos brillosos y coloridos destaquen en pantalla. Uno de los retos de Cohen era filmar carreras que duraban tan solo 10 segundos (ya que la distancia de las mismas era de 400 km). En pantalla, la primera carrera de Brian contra Dom dura dos minutos, gracias a la representación de la perspectiva de los personajes (la visión fuera del auto da la impresión de que están manejando a la velocidad de la luz) como también al CGI que nos introduce en el interior del auto, mostrándonos los intrincados mecanismos a la hora del accionar del No2.

El resultado del film fue tan satisfactorio para Universal que decidió cambiar su fecha de estreno de marzo a junio, convirtiéndola en uno de los grandes estrenos del verano estadounidense (compitiendo así con películas como Shrek y Pearl Harbor) Logrando uno de los primeros lugares en taquilla allá por el 22 de junio de 2001, gracias a su calificación +13 – algo en lo que Cohen insistió para el acceso al público más juvenil, y por ende más susceptible a fanatizarse por la espectacularidad de las carreras ilegales-, Rápido y Furioso logró una recaudación total de 206 millones de dólares, un logro enorme para una película que solo costo 38 millones.

Universal no dudó en planear una secuela, aunque Diesel se negó a la misma por la idea de que comprometiera a que la primera entrega pudiera, con el tiempo, considerarse un “clásico”. Ignorando los principios morales del actor, y mientras Cohen y Diesel hacían su no tan galardonada xXx (2002), Moritz produjo Mas rápidos, más furioso (2 Fast 2 Furious), con Walker a la cabeza. Moritz produjo estas dos entregas como todas las siguientes, generando ganancias incalculables.

De igual forma, Diesel no dejaría solo a Moritz, ya que, gracias a un arreglo con Universal en el que ellos le pidieron al actor que haga un cameo en Rápido y furioso: Reto Tokio (The Fast and the Furious: Tokyo Drift, 2006) con la condición de que le darían presupuesto para una secuela de Las crónicas de Riddick (The Chronicles of Riddick, 2004), Dominic Toretto hace su regreso triunfal, junto con Michelle Rodríguez y Jordana Brewster en Rápidos y furiosos (Fast & Furious, 2009), cuarta entrega de la saga y comienzo de la nueva etapa de la familia, la cual se encuentra cada vez más cerca de su espectacular final.


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