29 de marzo de 2024

Una de las propuestas abanderadas de Paramount+

La familia McLusky debe lidiar con los intereses contrapuestos en la ciudad de Kingstown, reconocida por el negocio carcelario. Jeremy Renner protagoniza el thriller creado por Taylor Sheridan y Hugh Dillon.

A los diversos líderes de la comunidad, no a través de elecciones democráticas o nombramientos políticos -tanto desde la ficción como verídicos-, como Tony Soprano o Bumpy Johnson, se debe agregar una silla más: Mike McLusky (Jeremy Renner). Dicho nombre es el del protagonista de El jefe de Kingstown (The Mayor of Kingstown, 2021), la serie emblema de la flamante Paramount+que se orienta principalmente en el sistema carcelario.

La ciudad que lleva el nombre del título es un personaje más en la serie, con similitudes a las creaciones de David Simon (The Wire o We Own This City) donde las particularidades propias del lugar permiten contextualizar y caracterizar de manera específica la trama. En este caso, el personaje interpretado por Renner es el contacto y oficia de “facilitador” tanto con los guardia cárceles como las diversas mafias que se encuentran tras las rejas y fuera de ellas.

Sin embargo, el universo en el que se mueve el protagonista no es nada limitado, y a lo largo de los diez capítulos los creadores Taylor Sheridan y Hugh Dillon  presentan diferentes problemáticas que tendrá que enfrentar, partiendo desde un primer episodio con un cierre que le da mayor volumen al conflicto por el arco argumentativo de su hermano Mitch (Kyle Chandler).

Todas estas distintas sub-tramas pueden enloquecer la narrativa de la misma, y algunas no contienen la misma fuerza que las otras o son llamativamente olvidables, representadas principalmente en el conflicto con un mamífero o un mensaje de contenido racial tras un partido de hockey que no tienen continuidad. Es decir, la sumatoria de todos estos factores está demasiado comprimido en la dinámica del relato. 

En contrapartida, las demandas y conflictos constantes entre vigilantes y los diversos colectivos mafiosos o el denso tratamiento tras la irrupción de Iris (Emma Laird) es de lo más enriquecedor en la serie; todo esto encomendados por nuestro protagonista intentando lidiar con la olla a presión que se exhibe desde un inicio y que -quizá de manera exagerada- es espectacularmente explotado sobre el cierre que se vuelca directamente en la acción, por lo que no llama la atención que entre los productores aparece el nombre de Antoine Fuqua, especialista en dichas situaciones.

Cabe destacar que se resalta la dualidad en las acciones de Mike, y en ningún momento intenta posicionarse como el héroe de la historia. Pero no por ello su personaje resulta poco empático sino que se debe a lo poco que conocemos de él, con un pasado nombrado esporádicamente sin mucho detalle. A la vez, el potencial que podemos intuir en las relaciones familiares con su hermano Kyle (Taylor Handley) o su madre Miriam (Dianne West, desaprovechada en su rol) quedan a mitad de camino.

El papel de Renner se destaca en una serie que entretiene, que se asoma en cuestiones realmente duras, pero con el que contamos con varios antecedentes y que debido a las plurales problemáticas arrojadas a la pantalla se vuelve desquiciado.

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