24 de abril de 2024

No hay forma de vivir mejor

Con solo seis episodios, la quinta y última temporada de El marginal, que marcó un antes y después en cuanto a reflejar sin tapujos la vida en la cárcel, se despidió sin alejarse de su eje: violencia, traición y sangre.


Por Leandro Sia

Desde su estreno en 2016, El marginal rápidamente se convirtió en una series predilectas de los argentinos. Su temática tumbera reflejando cómo es la vida detrás delas rejas, con todos los yeites conocidos (corrupción, violencia, drogas, sexo) llegó a un público ávido de este tipo de propuestas. Cinco años después y ya con Netflix como dueño total de la producción, dejando atrás los inicios con TV Pública, fue el momento de decir adiós a los Borges.

Tras los eventos traumáticos del final de la cuarta parte, donde Pastor (Juan Minújin) y Diosito (Nicolás Furtado) vieron frustrada su fuga de Puente Viejo, la historia da un salto de tres años donde ya nada es igual. Mas allá de los grupos de siempre, los Borges, especialmente Mario (Claudio Rissi), perdieron mucho poder y varios van por el liderazgo mientras Antín (Gerardo Romano), ahora director de la Correccional, mira todo desde afuera (y adentro también) esperando hacer su jugada.

Por momentos puede parecer que la historia de El marginal se vuelve repetitiva (hay un motín que ya se vio varias veces) pero aun así la historia siempre mantiene interés, seguramente por los pocos capítulos. Es un cierre digno a una serie que mostró sin tapujos que el violento no tiene salida pero que también desnudó los problemas internos y externos de un sistema que los mastica y escupe sin miramientos.


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