25 de abril de 2024

Nadando por un sueño

Mientras la discusión en redes sociales continúa resonando, la versión live action de La Sirenita llegó a los cines e inemdiatamente se convirtió en un éxito. Una historia que perdura en el tiempo y cargada de simbolismos.


Si te gusta lo que hacemos, podés colaborar con tu aporte.

Invitame un café en cafecito.app

Por Martín Villagarcía

Tras cuatro años de espera y controversia, finalmente se estrenó el live action de La Sirenita de Disney. Si bien los haters siguen enardecidos por la elección de Halle Bailey para el papel protagónico, sus voces se están perdiendo en un océano de apreciación y amor por la película. Partiendo del clásico original animado, La Sirenita de 2023 se para sobre sus propias piernas para robustecer una historia de aceptación y libertad.

Cuando Disney anunció el 3 de julio de 2019 que el papel de Ariel en la película de acción real de La Sirenita sería interpretado por la actriz y cantante afroamericana, internet puso el grito en el cielo. Mientras unos celebraban, junto con la propia Bailey, una decisión que podía darle una vuelta de tuerca interesante y política al clásico animado, una turba iracunda de trolls se rasgó las vestiduras porque la nueva Ariel no sería blanca como en la película original y denunció a Disney de “inclusión forzada” por el supuesto “cambio de raza” (race swap).

Tuvieron que pasar tres largos años hasta que por fin, el 9 de septiembre de 2022, se reveló el primer teaser de la película que sumergía al espectador hasta la gruta de Ariel en las profundidades del océano, donde se la pudo escuchar entonar por primera vez “Part Of Your World” (“Parte de él”, en el doblaje latino), la canción emblema del film. Las respuestas entusiastas fueron inmediatas, pero el boicoteo no se detuvo y dada la cantidad de mensajes de odio y racistas, los comentarios tuvieron que ser desactivados. Algo similar ocurrió en marzo de 2023 cuando se reveló el trailer oficial de la película y, una vez más, la sección de comentarios se vio inundada por trolls. Contra viento y marea, La Sirenita llegó a los cines elpasado 25 de mayo de 2023.

Tal como los live action de La Bella y la Bestia (2017) y Aladdin (2019), La Sirenita también es una adaptación de su contraparte animada, y no una mera trasposición de una tecnología a otra. Lejos de las vagas coordenadas espacio-temporales de antaño, en los tres casos la historia recibe un tratamiento mucho más preciso y verosímil. En el caso de La Sirenita, la acción se ubica en el siglo XIX en un reino del Mar del Caribe, el mismo que Ariel debe proteger. Allí en las profundidades del agua se celebra, como todos los años, la Luna de Coral, que reúne a todas las hijas de Tritón, pero una de ellas no aparece: Ariel. Fascinada con la vida de los humanos, busca entre los restos de barcos hundidos objetos que pertenezcan al mundo exterior para sumarlos a su colección, el único lugar donde puede ser ella misma. A pesar de las advertencias de su padre, Ariel sabe que su vida está en otra parte y en una visita a la superficie conoce al Príncipe Eric, a quien termina rescatando de un naufragio.


Uno de los cambios más importantes que introduce esta adaptación es el desarrollo de Eric y su mundo. En esta ocasión se trata de un joven adoptado por la reina de una isla del Caribe e inadaptado a la forma de vida que por herencia le corresponde. Como Ariel, él también quiere más y en esta ocasión tiene su propia “I want song” (un término popularizado por Howard Ashman, letrista original de La Sirenita, La Bella y la Bestia y Aladdin para referirse al momento musical en que un personaje canta sobre la insatisfacción que le produce su vida actual y aquello que está buscando), una pieza que refleja las inquietudes de Ariel. A partir de este paralelismo, los personajes quedan en un pie de igualdad que pone en suspenso cualquier narrativa machista sobre una joven en apuros que necesita que su príncipe venga a rescatarla. Y aunque la película animada ya hacía énfasis en que la transición de sirena a humana era un bien deseable por Ariel desde mucho antes de conocer al príncipe, este aspecto queda enfatizado en el live action a partir de un pequeño, pero crucial detalle. Cuando el barco se hunde, no es la estatua del príncipe la que cae al fondo del mar y Ariel incorpora a su colección, sino una escultura antigua, de cobre y antropomórfica que no representa a Eric, sino a el mundo al que ella quiere pertenecer. Luego de que Tritón destroza todos sus objetos, en un intento desesperado por alejar a su hija de quienes quitaron la vida a su madre, Ariel se aferra a la mano de la escultura, anhelando poder tomarla y salir de allí.

Mientras el Rey no parece poder aceptar la verdadera identidad de Ariel, Úrsula se encarga de ocupar estratégicamente el lugar opuesto y necesario. Tal como había sido el plan original en la película animada, y como se canonizó en el musical de Disney, en esta ocasión la bruja del mar se presenta como la tía de Ariel, la hermana de Tritón desterrada del palacio. Con los ojos puestos en el tridente que le daría el poder que añora, manipula a Ariel para convertirla en humana por tres días y así hacer de ella una pieza esencial en su carrera por el poder. Y si bien el trato es igual que en la película animada (ella debe besar al príncipe antes de que caiga el sol el tercer día o volverá a ser sirena y pertenecerá a la bruja), en esta ocasión Úrsula agrega un detalle más a su fórmula: Ariel permanentemente olvidará que su vida depende de ese beso. Y si bien eso juega en su contra a la hora de consolidarse en su nueva forma humana, también le otorga la libertad y naturalidad para desarrollar un vínculo con Eric que no esté basado en un objetivo inmediato y desesperado. Por el contrario, pronto descubren que ninguno de los dos se siente a gusto en el lugar que la sociedad los colocó y proyectan cartográficamente sus líneas de fuga.

A pesar de la reticencia del Rey Tritón a aceptar la transición de su hija, la familia real despliega una gran diversidad entre Ariel y sus seis hermanas, que protegen cada una los siete mares mitológicos. Y si bien el amplio espectro de colores puede resultar excesivo, refuerza la idea de “familia elegida” que plantea la película. Una a una, cada objeción biologicista sale despedida por la borda, algo que se resume muy bien en una de las mejores líneas de diálogo del film. Tras pasar el día con Ariel, Eric empieza a preguntarse si quiere seguir persiguiendo la voz de esa sirena que lo salvó del naufragio, a lo que Grimsby contesta: “No te guíes por lo que crees que debería ser. Piensa sólo en lo que es”. La frase sirve también para pensar en las expectativas que generan los live action o las remakes. Parece haber en el público una expectativa irreal de emular y repetir hasta el más mínimo detalle el referente, una tarea que siempre va a ser una quimera, como la de Pierre Menard en el cuento de Borges, quien por más que reescriba el Quijote palabra por palabra, nunca va a lograr hacer lo mismo, sino algo distinto. Más productivo es liberar la imaginación, sacar a la fantasía el peso del rigor histórico y las desigualdades interseccionales que nos atraviesan, ya sea por raza, sexo, género, clase, etc. Quizás tal vez, una vez conquistada la imaginación, podamos aprender a ser una comunidad más solidaria y empática.

Gracias especiales a Indalecio Gómez, interlocutorx clave.


Si te gusta lo que hacemos, podés colaborar con tu aporte.

Invitame un café en cafecito.app


About Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial