La familia Richards según Pixar
La prohibición de superhéroes dejó a Bob Parr con una rutinaria y ordinaria vida, por lo que el misterioso mensaje que le ofrece la vuelta de su alterego Mr. Increíble lo obligará a volverse a motivar, ponerse en forma y esconderle uno que otro secreto a su también súper-familia.
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Por Ignacio Pedraza
Desde héroes incomprendidos como El gigante de hierro (1999) a conflictuados porvenires como Tomorrowland (2015), pasando por la impronta espiritual de Ethan Hunt y equipo en Misión Imposible: protocolo fantasma (2011), la huella de aventura es ineludible en el cine de Brad Bird, menospreciado director que supo llevar adelante magistrales historias. Pero el realizador también incursionó en el (hoy explotadísimo) cine de superhéroes, a través de Los Increíbles (2004).
El proyecto que encomendaba el realizador contaba con puntos de discusión que podían poner en jaque el trabajo: representar una historia de una familia heroica donde su dramática interrelación se aborde entre la acción, humor y aventura; es decir, una representación de Los cuatro fantásticos pero bajo un filtro ATP y con el respaldo de un mega estudio como Disney y Pixar. Y los resultados, hoy con una secuela bajo el brazo, son brillantes y quizá –al igual que el desairado Bird– no tan valorados.
A través de una entrevista los súpers marcan los valores y responsabilidades de ellos, y tras una enorme secuencia que incluyen a nuestros adultos protagonistas y que marcan el gran nivel de la acción vemos que esa valía está en discusión, a tal punto de llegar a la prohibición de los mismos. Años después, Bob Parr (Craig T. Nelson) vive una afable vida con su esposa Helen (Holly Hunter) y tres hijos: Violeta (Sarah Vowell), Dash (Spencer Fox) y el bebé Jack-Jack (Eli Fucile).
Los días de gloria quedaron atrás, pero Bob no quiere renunciar a eso y ahí radica lo enriquecedor de la propuesta. Su supuesta apetecible rutina en realidad es un gris constante para él, y el día a día familiar se vuelve pesado. Ya no se ejercita, el jefe no parece respetarlo y los vecinos le reclaman por algo increíble. Por lo que un misterioso mensaje que le ofrece una encubierta misión lo volverá a lo que más quiere: volver a calzarse el traje y convertirse en Mr. Increíble.
Las decisiones del hombre musculoso traerán consecuencias familiares, donde todos los integrantes de la misma sacarán a la luz –a la fuerza- sus poderes y donde tendremos a disposición las grandes interacciones de la parentela que lleva el título del film, donde se pondrá en juego tanto las cuestiones heroicas como las tradicionales del vínculo.
Un guion que sabe aprovecharse de los potenciales intercambios entre su enriquecedor abanico de personajes, un repertorio de secundarios que acompañan a la perfección y un némesis que tiene justificado su mal, junto a una musicalización del gran Michael Giacchino –premiada de manera justificada- que rememora las grandes épicas superheroícas pero que no deja de lado la calidez familiar, el producto se redondea de manera nítida y con un espíritu aventurero que nunca suelta lo casero para asemejarse con las vivencias de cualquier familia.
Grandilocuencia e intimista por igual logran que Los Increíbles sea una de las mejores historias de la unión Pixar-Disney, que no logra venir a la memoria inmediatamente por otros tanques como Toy Story, Bichos o Up: una aventura de altura, pero que sus enormes atributos, y sumado a la inevitable comparación con los incesantes estrenos mediocres del género encapotado, logran elevarla en el cariño. A sacarse la capa, por pedido de la gran Edna Moda, para disfrutarla nuevamente en la pantalla grande.
TITULO: Los increíbles
TÍTULO ORIGINAL: The Incredibles
DIRECCIÓN: Brad Bird.
VOCES ORIGINALES: Craig Nelson, Holly Hunter, Samuel L. Jackson, Jason Lee , Wallace Shawn, John Ratzenberger.
VOCES EN DOBLAJES: Fabio Posca.
GUION: Brad Bird.
MÚSICA: Michael Giacchino.
ÉENERO: Familiar. Animación.
ORIGEN: Estados Unidos.
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