La película de Zack Snyder cumple 10 años
Este 15 de junio se estrena The Flash, el final canónico al último universo cinematográfico de DC que Warner Bros. quería llevar adelante ¿Qué mejor momento para hablar de la película que lo inicio? El Hombre de Acero, Man of Steel (2013).
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Por Tiago Di Pasquale
Para hablar del Superman de Man of Steel hay que hablar de Batman, del Caballero Oscuro de Christopher Nolan: luego del éxito de Batman Begins (2005) y de The Dark Knight (2008) y antes de cerrar la trilogía con The Dark Knight Rises (2012), el coguionista de la saga, David S. Goyer, le presentó a Nolan su planteamiento de un Superman “modernizado”; y si bien al director le gustó la idea, no terminaría siendo el responsable, quedando en el papel de productor. El proyecto terminaría siendo dirigido por Zack Snyder, que tenía cierta experiencia con sus dos películas que adaptaban historietas: 300 (2006) y Watchmen (2009). Los tres juntos llevarían adelante una interpretación del último hijo de Krypton que se alejaría de cualquier otra cosa vista en el cine. Este no sería el Superman de Richard Donner o aspiraría a serlo. Este sería el Hombre de Acero de Zack Snyder.
Luego de hacer varios casting en los 2000 para ser Superman, el británico y algo desconocido Henry Cavill por fin cumpliría su sueño de llevar la capa roja. En esta nota, trataremos de enfocarnos en solo esta película, pero hay ciertas cosas que desembocaron de Man of Steel que no se pueden ignorar, y una de esas es el camino de Cavill como Superman, lleno de trabas y hasta mentiras que no dejaron que su versión alcanzara todo su potencial. Por otro lado, en su momento (e incluso hasta el día de hoy) se lo criticó por ser muy oscuro o muy cínico, pero en esta película tenemos un buen balance. Seguro hay enojo y tristeza en su interpretación, pero también alegría al descubrir que puede volar, calidez al estar con las personas que quiere. Estamos frente a una base muy fuerte para Superman, con mucho que aprender, pero también para ofrecer. Lástima que al final solo nos quedamos con la punta del iceberg.
La calidad de un héroe se basa en que tan bueno es su villano, y Michael Shannon como el general Zod es un gran villano, uno de los mejores en películas de DC. No es un conquistador, sino un soldado, un defensor con la única misión de resguardar Krypton, tanto que podemos tomar su decisión de terraformar la Tierra para volverla como su hogar. Aun si eso significa perder sus flamantes poderes, como una devoción a la pureza kriptoniana. Su rivalidad con Clark es perfecta, un guerrero creado artificialmente aferrado a su planeta contra un parto natural criado en otro planeta, ambos en igualdad de condiciones para dañar a su oponente… pero ya llegaremos al cierre de su conflicto.
Jor-El, interpretado por Russell Crowe, es quizás el más beneficiado de esta reimaginación, ya no solo una cabeza flotante con conocimientos enciclopédicos (que, ojo, no está mal), sino un reflejo del padre que Clark “soñó”: científico, luchador y literalmente llevando esperanza en su pecho. Esta es una versión que cumple en lo que propone, pero quizás la película se hubiese beneficiado si se hubiese revelado que Jor-El trabajó con Zod para hacer el golpe de estado y robar el codex kriptoniano, ambos queriendo mudar la especie a un nuevo planeta. Pero el conflicto surge en quien debería ser el abanderado, Zod siguiendo con la concepción artificial pero bajo su mandato y Jor confiando en que su hijo creara un mejor Krypton. Así Jor-El puede ayudar a Clark a escapar de la nave de Zod sin la intervención de Lois y cuando Superman elige a la Tierra porque “Krypton tuvo su oportunidad” tendría un efecto diferente.
Ya que mencionamos a Luisa Lane, entramos a la parte más débil de la película. Por supuesto que Amy Adams ofrece una gran interpretación de Lois: tenemos a la reportera demasiado intrépida para su propio bien que se encariña con su héroe misterioso tanto para abandonar su historia, cosa que inicia el icónico romance. Ella, junto a otros humanos como Diane Lane como Martha Kent o Laurence Fishburne como Perry White, están bien. El problema es que en el otro extremo de la balanza está Kevin Costner como Jonathan Kent, y más allá de si es o no es fiel a los cómics, este es un personaje muy mal encarado: desde decirle a su hijo que él es la respuesta a los misterios del universo, el elegido para cambiar la historia de la Tierra, que “quizás” debió dejar morir a sus compañeros (cuando la respuesta es No, aún hablando en teoría, la respuesta es NO) hasta su muerte. Jonathan Kent no muere siempre, pero si lo hace es para enseñarle una lección a Clark. Aún con todos sus poderes no puede salvar a todos, y la mejor forma de hacerlo es el clásico ataque al corazón o incluso un accidente de coche al que su hijo llega tarde: un tornado y pedirle que no lo salve para “no revelar su secreto” no es la manera. Su última imagen lo resume muy bien, mantiene distancia con su hijo, lo veo como un extraterrestre con un destino casi mesiánico, mientras que el es solo un secundario en su profecía, no su Pa Kent.
El ritmo de la película puede ser algo que no convenza a mucha gente. Hablamos de las mismas personas que hicieron Batman Inicia, así que saltamos del presente a flashbacks que nos informan el desarrollo de Clark en su niñez, dejando la mayor parte de la acción para el tercer acto. Es funcional para la propuesta de la película, de hecho, uno puede discutir que la “peor” parte está hacia el final.
Superman Returns (2006), el último intento de llevar al Hombre de Acero al cine, carecía de acción. Aún para ser una secuela espiritual del Superman de Christopher Reeve, Man of Steel va en la dirección contraria, ofreciendo combates kriptonianos muy impresionantes a la vista pero que dejan mucha destrucción a su paso (ya en su momento se debatió sobre este enfoque). ¿No debería Superman enfocarse en salvar a la gente? ¿O llevar la pelea a un área más desolada? Quizás, pero volviendo a los argumentos, ahora del otro lado, este es un Clark con un par de días en el traje, llevando sus poderes a otro nivel y que por primera vez está en una pelea. Además con seres que representan un verdadero reto, hay una excusa, por no mencionar que toda la destrucción sería un punto clave en Batman V Superman: Dawn of Justice (2016), así que retroactivamente tuvo una razón de ser (por desgracia el segundo punto no tanto).
Superman mata al general Zod, y eso fue muy controversial, incluso Christopher Nolan no estaba tan a favor de la idea. Pero Snyder lo veía importante para su origen, y en cierta forma tiene razón. Cuando un héroe mata es un punto sin retorno, a menos que quieras explorarlo, cosa que no pasa en BvS, aun cuando es la forma perfecta de contrastar con el Batman de Ben Affleck. De hecho, todo el “Snyderverse” parecía ir en contra de lo que pudo significar la muerte de Zod: Superman pierde la esperanza en su cruzada, se hubiese vuelto un conquistador en nombre de Darkseid (por control mental, pero aun así), y si bien se hubiese remediado con viaje en el tiempo, Zack Snyder, en su último capítulo (¿por ahora?), decide darle un traje negro y blanco que “lo acerca más a sus raíces kriptonianas”. casi como si más poder recibiera Snyder, más errada su visión de Superman, pero ¿Para qué entrar en ese debate? Mejor vamos al epilogo, donde Clark se pone unos anteojos para esconder su identidad y empezar a trabajar en el Daily Planet, donde Lois lo introduce formalmente al Planeta, que, por desgracia, el Superman de Henry Cavill no pudo experimentarlo en su totalidad.
Man of Steel no es una película perfecta, y puede no ser el lavado de cara que merecía el personaje, pero sí el que necesitaba. Superman es más grande que Christopher Reeve, más grande que Henry Cavill, y con una nueva version en el horizonte. Lo mejor es no lamentarse por lo que pudo ser y alegrarse por lo que fue, el último primer vuelo de un querido Superman.
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