6 de mayo de 2024

Cada segundo cuenta… para disfrutar

Previo a la inauguración del local, Carmy y su séquito debe superar todas las barreras culinarias y edilicias que presenta el restaurante para lograr los objetivos. Deseos personales, miedos colectivos y mucho más en la creación de Christopher Storer.


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Por Ignacio Pedraza

Uno puede interesarse en las recetas, aprender atajos e instrucciones que encuentra en programas culinarios o redes sociales de especialistas para destacarse en la cocina. Otro podrá seguir fervientemente los realities de competencia para ver quien se lleva mejor con las hornallas y se lleva el premio mayor. En las antípodas, algunos alejados que naufragan en ese sector de la casa gozarán de dramas personales y dilemas existencialistas para empatizar con los personajes. ¿Qué puede haber en común entre dos gustos tan distintos? Una obra maestra, como es El oso (The Bear, 2022), que recientemente estrenó su segunda temporada en Star+.

Luego de una primera temporada que sorprendió a todos y se convirtió entre las más destacadas del año pasado, con la olla destapada –cualquier referencia obvia a la cocina se da por cantado- los diez capítulos de esta nueva parte logran adentrarse aún más en los personajes y ponerlos en interacción a pleno trabajo, donde también la narrativa toma su tiempo para ampliar algunos antecedentes familiares que aparecían a cuentagotas anteriormente.

Las puertas del restaurante están a punto de abrir, pero eso no indica que resulta tan fácil como la oración parece afirmar. Acompañado de ese tan interesante equipo de trabajo que conocimos, Carmy (Jeremy Allen White) debe lidiar con todas las responsabilidades que implica dicha inauguración, en lo que refiere a tareas propias de la gastronomía como de los encargos edilicios y burocráticos que tantos problemas de cabeza aquejan.


Pero dicha impresión sería injusto con los atributos de la serie, que no solamente evidencian las problemáticas como una verdadera comedia dramática con muchísima altura y veracidad, sino que los diálogos y disyuntivas aceleradas y asfixiantes logran traspasar la pantalla. A la par de lo que sucede con su protagonista, cada uno del staff empleado y familiar -¿se pueden dividir ambas nociones?- afronta sus propios desafíos y su construcción de singularidades logra destacarse. La ambición de Sydney (Ayo Edebiri), lo grávido de Richie (Ebon Moss-Bachrach) y los espectros de Sugar (Abby Elliott) son apenas algunas de distinciones que lo caracterizan, pero que al unirse y congeniar generan una identidad al proyecto.

Por su parte, seguramente como el episodio siete del año pasado estuvo en el boca a boca por sus logros técnicos y de guion –Joanna Calo, quien también dice presente en esta ocasión- tanto el sexto (“Peces”) como el séptimo (“Tenedores”) de esta nueva temporada serán comentadas como capítulos destacados, a pesar de que en su totalidad lo dirigido por Christopher Storer –la mente creadora detrás de esto-, Ramy Youssef y Calo roza la perfección.

En el primero de estos logra congeniar dos aspectos que se destacaron de la serie, como es la creación de un ambiente agobiante pero de manera creciente, con un enorme trabajo narrativo para ir avanzando en la trama para que su detonación tenga justificativo como una historia de suspenso sin rasgos terroríficos. Respecto al episodio que hace referencia al utensilio, esta historia de más de media hora de duración posiciona al personaje de MossBachrach como el alma de la temporada, donde las ideas están tan en sintonía que hasta la música de Taylor Swift funciona de óptimas maneras. En ambos –y a lo largo de los ocho episodios restantes- hay apariciones especiales de reconocidísimas caras, y a pesar de la sorpresa inicial –cuanto menos información se tenga mejor- rápidamente entran en las lógicas impuestas.

La apuesta era grande, poner a raya un trabajo que ya había logrado la primera, pero que fueron agregados los condimentos necesarios para mantener el nivel y permitir profundizar más sobre estos personajes conflictuados, rotos, desafiantes y desafiados; generando con El oso una de las series más destacadas del año.


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