20 de abril de 2024

Sarah Polley dirige una de las mejores películas del 2022

En 2010, las mujeres que integran una colonia religiosa tratan de reconciliarse con la fe tras haber sufrido una serie de agresiones sexuales. Esa es la premisa de Ellas hablan de Sarah Polley, que busca su lugar en el los Oscars.


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Por Nela Machado

La nueva película de Sarah Polley, Ellas hablan (Women Talking, 2022), se convirtió en una de las nominadas en la categoría de Mejor Película en los Premios Oscar de este año (sorpresa en teoría, ya que en realidad ha estado muy presente en los circuitos de premios de Estados Unidos). A día de hoy, no es la favorita a ganar, cuando Everything Everywhere All At Once parece la única con opciones reales, pero eso no significa que la película de la directora canadiense no sea una auténtica merecedora del premio, de hecho, se trata de una de las mejores películas del año.

Basada en el libro homónimo de Miriam Toews, que a su vez se inspiró en los hechos reales ocurridos en 2010 en una comunidad menonita de Bolivia, tres generaciones de mujeres de tres familias diferentes se encuentran en el pajar de un antiguo granero. Han sido elegidas por las otras mujeres de la colonia para
determinar una de tres cosas: llevarse a los niños y dejar la comunidad, quedarse y luchar contra los hombres que durante años las violaron a ellas y a sus hijas usando tranquilizantes para vacas y mintiendo al respecto, o quedarse y perdonarlos para que todos puedan ir al cielo. Tienen dos días para tomar una decisión mientras todos los hombres están en la ciudad para sacar a los violadores de la cárcel.

La mayoría de las mujeres de la colonia quieren quedarse y luchar o irse por completo, un hecho que enfurece a Scarface Jans (Frances McDormand), quien está decidida a lograr la salvación para ella y su familia. Ella deja el granero temprano con su hija y su nieta, dejando a Agata (Judith Ivey), sus hijas Ona
(Rooney Mara) y Salome (Claire Foy), su nieta Neitje (Liv McNeil) y Greta (Shelia McCarthy), sus hijas Mariche (Jessie Buckley) y Mejal (Michelle McLeod), y la hija de Mariche, Autje (Kate Hallett) a cargo del debate. August, el maestro de escuela de la comunidad, quien fue excomulgado de la colonia y fue traído de regreso para enseñar a los niños, documenta la discusión.

¡Y vaya discusión! La película hace honor a su nombre y estas mujeres hablan, y mucho, prácticamente es todo lo que ocurre a lo largo de las casi dos horas de metraje. Por suerte es muy interesante lo que cada una tiene que decir.


Hay dos puntos que destacan en Ellas hablan: el guion y las interpretaciones. Por una parte, Polley crea una gama de personajes femeninos cuyas personalidades son tan opuestas que verlas interactuar para cumplir un objetivo en común, es un deleite. Por un lado tenemos a la pacifista, por otro lado está
la vengativa y por último tenemos la única que parece manejar el perdón como una opción. Cada una expone sus razones de una forma frontal, incisiva, desgarradora. Las encargadas de darle vida a estos personajes son Rooney Mara, Claire Foy y Jessie Buckley, respectivamente. Juntas y con las
interpretaciones secundarias que las respaldan, son una fuerza en pantalla que elevan un guion que, de por sí, ya es uno de los mejores del año.

Sumado a esto, está la brillantez de la directora para retratar un tema tan delicado como el abuso. La realizadora y guionista no enfoca la historia desde la perspectiva de víctimas, ninguna juega el rol de mártir a pesar de que todas han sido sometidas a actos inconcebibles de violencia; en cambio, guía la historia hacia el empoderamiento. Estas mujeres, tanto como aquellas que debaten como las que esperan impacientes por una decisión, han decidido tomar ese dolor, esa rabia, ese rencor, o lo que sea que les ha ocasionado los diferentes abusos, y empiezan a trabajar en una solución. Buscan un cambio. Buscan tomar las riendas de sus propias vidas. Buscan libertad.

Por supuesto, el saber si lo consiguen o no, es la gran incógnita que se mantiene hasta el final de la película pero ver a estas mujeres hablar, alzar sus voces, literalmente, es una experiencia catartica para los espectadores.

Aunque toca un tema difícil, que se hace mucho más doloroso al saber que está ambientado en la actualidad e inspirado en hechos reales, Polley sabe muy bien mezclar el dolor y el drama con unas pinceladas de humor, tenues pero necesarias.

Y hablando de pinceladas, la fotografía es también un gran punto a resaltar. El film está plagado de planos que parecen auténticas obras de arte. Todo muy limpio, todo muy puro, en contraste con la oscuridad y la sordidez de los hechos cometidos en esos mismos escenarios.

No debería ser un visionado fácil pero en Ellas hablan hay tanto dolor como belleza. Es una película sobre la justicia, sobre el empoderamiento femenino, sobre la libertad. Es una de las mejores películas del año.


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