28 de marzo de 2024

Sus impresiones por el estreno de su ópera prima

Por el estreno de su ópera prima En la mira, en dirección conjunta con Ricardo Hornos, y protagonizada por Nicolás Francella, Carlos Gil habla de sus inicios en la profesión, la llegada al proyecto, su mirada respecto del cine y el futuro de la industria audiovisual argentina a través del INCAA.


Por Gastón Dufour

Tras una extensa experiencia laboral como Asistente de Dirección de largometrajes y miniseries para Latinoamérica, Europa y los Estados Unidos, junto a reconocidos directores, en 1997 Carlos Gil comenzó a dirigir campañas publicitarias para cine y televisión para marcas líderes en el mercado internacional, actividad que sigue desarrollando. Esta semana llega a los cines su ópera prima En la mira, compartiendo dirección junto a Ricardo Hornos, donde Nicolás Francella es Axel, un tipo jovial, carismático, despreocupado, con un talento natural para lidiar con la gente y sus problemas. Hasta que, al atender la última llamada del día en el call center donde trabaja, todo comienza a cambiar.

Conversamos con Carlos Gil sobre sus inicios en la profesión, la llegada a En la mira, su mirada respecto del cine y el futuro de la industria audiovisual argentina a través del INCAA.

¿Cómo describiría la película?
Carlos Gil: En la mira
es una historia magra sin sobrantes y segmentos innecesarios, sobre todo cuando intentás contar un thriller de tensión que comienza a tomar forma desde el guion; un guion al que no le sobraba nada.

¿Cómo fue la búsqueda de presupuesto y los primeros pasos?
CG: Ricardo Hornos
había invertido un poco de dinero en AZ films para la producción de El robo del siglo, y uno de los otros productores participantes, que alguna vez había tenido un call center, le alcanzó un nuevo guion a Ricardo para que pudiera adaptar. Empezamos a trabajar, y en medio de las reuniones se presenta la pandemia.

¿Qué sucedió en medio de la pandemia con la negociación?
CG:
Es entonces que los productores empiezan, por decirlo de alguna manera, a “jugar a las cartas”. Y un día suena el teléfono y nos cuentan que la gente de Warner está interesada en el proyecto. Procuramos tomarlo con calma, porque te imaginás la cantidad de proyectos que en estos años me han bajado; es algo que sucede muchas veces. Contra las expectativas iniciales e inesperadamente, vuelven a llamarnos y nos cuentan que Paramount también estaba interesada.

¿De qué modo siguió avanzando el trabajo previo?
CG:
En paralelo mientras se pensaban los pasos a seguir, sufrimos un retraso porque Nicolás Francella estaba participando de otro proyecto; esto fue en marzo de 2021. Así que todo se detuvo, y cuando un proyecto se pospone, aunque sea de manera momentánea, uno se agarra la cabeza. Continuamos trabajando y en julio de 2021 viajo a Uruguay mientras pensábamos la preproducción, el diseño de rodaje, y el casting con sede allí. El departamento de casting estaba trabajando en las perspectivas y estuvimos muy atentos al detalle con la selección de los personajes secundarios.

Imagen de proceso de rodaje de En la mira; en la foto su director, Carlos Gil, y su
protagonista Nicolás Francella. Foto facilitada por Carlos Gil. 

¿Cómo pensaron la designación del actor protagónico?
CG:
El personaje de Nico fue escrito directamente para él; como sabíamos que iba a ser su primer protagónico, más que seguramente iba a ser muy puntilloso. Ricardo le entregó el guion, se tomó el tiempo para leerlo, y un día nos llamó y dijo: «Me gusta; vamos a hacerla». Tenerlo como protagonista ayudó porque es un abrepuertas, además que, por supuesto, confiamos en él para el rol. Nico se puso la película al hombro, puso todo de sí y con respecto al resto de los personajes fue un gran trabajo en equipo.

¿Y cuál fue la mirada para definir el resto del elenco?
CG:
Luego nos planteamos cómo le ofreceríamos a un titán como (Gabriel) Goity un personaje que solamente aparece en off, que tiene solamente un plano. Se lo ofrecimos, y alegremente para nosotros, aceptó. Respecto de Emilia Attias lo primero que nos sorprendió es lo inteligente y las preguntas atinadas que nos hacía respecto del personaje y sus acciones. Le contamos las escenas que tendría que hacer y lo que sucedía en ellas: las escenas de sexo eran concretas. Acertados o desacertados, siempre fuimos con convicción, y si gustó no es de casualidad.

¿Cómo llegó a convocar a Maxi De La Cruz?
CG:
El personaje del jefe era “la batalla de Waterloo”; un personaje border que se cree más que los demás. Goity propuso a Maxi de la Cruz; empezamos a averiguar y él era una estrella en Uruguay, hijo del capocómico Cacho De La Cruz. Como no hacemos casting ni incorporamos por recomendación, lo invitamos a hacer un Zoom y leer algunas escenas; él lo vio como una oportunidad de salir del lugar de comediante. Le dimos algunas direcciones respecto de la dinámica corporal, y luego todo avanzó positivamente.

¿Cuáles son las consideraciones que cree hay que tener en cuenta a la hora de filmar un largo de este tamaño?
CG:
Llevo participando hasta el momento en 40 películas entre producciones nacionales e internacionales. Soy muy consciente de las limitaciones de tiempo y dinero que implica el desarrollo de un rodaje y así también soy muy consciente de lo que quiero hacer, y que la correcta organización del tiempo me permite estar abierto a oír las propuestas de los actores.

¿Cómo fue el primer encuentro con Ricardo? ¿Cómo lo conoció?
CG:
Con Ricardo, con quien somos amigos hace más de 28 años, nos conocimos en el rodaje de La peste, film en el que fui segundo asistente de dirección. El primer encuentro fue en pleno rodaje, en la cancha de Boca, con 700 extras para coordinar, en un rodaje nocturno. Ricardo se quedó toda la noche y me sorprendió verlo en la mañana, alrededor de las 06.30 horas, sumándose a la reunión de equipo. A partir de ese momento me siguió a cuanto rodaje trabajaba, incluidos comerciales al nivel de megaproducciones.

¿Cómo nace la idea de reunirse para dirigir?
CG:
Tenemos una inversión de mil horas en charlas de café sobre el cine que nos gusta ver y hacer. En todas esas charlas comenzamos a intercambiar y preguntarnos por qué nos gustaba (o no) tal o cual película. En cuanto a mi experiencia de trabajo y mis conocimientos estoy agradecido a mi paso por la fotografía, por la publicidad, todas cuestiones que no se hubieran presentado si a los 9 años mi padre no me enseñaba a sacar fotos, no me hubiera vinculado de ese modo con el primer contacto con lo que después sería mi profesión.

¿Cómo se ve la industria del cine en Uruguay, país que se sumó a la producción?
CG:
Uruguay viene creciendo mucho ya que el gobierno local decidió armar algo similar a lo que hace USA, una especie de film commission en la que facilitan el armado a través de un plan de avanzada y de acción para los proyectos que se llevan a cabo.

¿Cuál es su mirada respecto del INCAA y el futuro posible para el cine local?
CG:
El INCAA está en Argentina. Y como institución de apoyo a la cinematografía hace lo que puede. Yo lo que tengo claro es la importancia del arte en el desarrollo de las sociedades, las culturas y en la vida de los seres humanos. Todos soñamos con un Instituto transparente que apoye los contenidos de diferente tipo. Más allá de las circunstancias que atravesó el INCAA, tomó el carril correcto y la idea es que funcione de manera cristalina y que apoye la mayor cantidad de productos sólidos; yo vivo, transpiro cine y deseo que sigamos creciendo en cuanto a los contenidos ofrecidos.

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